El anuncio del estado de alarma pilló a buena parte del equipo olímpico de vela (con los gallegos Nico Rodríguez, Iago López y Támara Echegoyen) en Palma de Mallora donde algunos afrontaban el Mundial de su categoría y otros estaban concentrados en el comienzo de la fase final de la preparación para los Juegos de Tokio.

Los regatistas tomaron entonces la decisión de qué hacer ante el periodo de confinamiento que se les venía encima y eligieron seguir juntos aunque en un lugar donde les resultase menos incómodo el aislamiento. Y eligieron el Centro de Alto Rendimiento que la Federación Española de Vela gestiona desde hace años en Santander. Aunque no pudieran salir al mar, el lugar les garantizaba aislamiento, comodidad y buenas instalaciones. Hicieron el petate y allá se marcharon. Este fin de semana cumplen dos semanas de encierro voluntario en Santander. "Los que estábamos en Palma decidimos que era lo mejor para evitar el contagio y también para no transmitirlo a nuestra gente en caso de que lo tuviéramos. Es cierto que echamos de menos estar al lado de nuestras familias en esta situación, pero por responsabilidad tomamos esta decisión", explica Támara Echegoyen. Ella es uno de los tres gallegos que están ahora mismo en el centro de alto rendimiento. Los otros dos son Nico Rodríguez y Iago López. Los tres tienen el billete para Tokio en el bolsillo y en Santander se enteraron de la decisión de retrasar a 2021 los Juegos y también el anuncio de la Federación Española de no cambiar la selección de regatistas de cara a la cita. Todos habían sido confirmados para 2020 y la española quiso alejar cuanto antes el debate sobre posibles cambios. Los que tenían el billete no lo perderán en ningún caso. Eso serena un poco más al ambiente y lo descarga de presión de cara al futuro. Su horizonte ha cambiado. Ahora tienen un año para terminar de mejorar su estado de forma y reafirmar su opciones de medalla (Nico Rodríguez es subcampeón del mundo, Támara ganó el oro mundial hace solo unos meses).

En Santander aprovechan para mantener el tono físico con la ayuda de los técnicos de la federación, para trabajar en determinados aspectos y disponen de mucho tiempo libre que aprovechan para sus estudios. Allí esperarán a que se decrete el final del estado de alarma y puedan reanudar sus entrenamientos en el agua con normalidad. Acostumbrados a pasar los ciclos olímpicos concentrados en diferentes lugares del mundo, seguramente les espere otro "confinamiento" en alguna parte, pero al menos no habrá un virus que les marque la agenda.