El Mecalia Guardés estará en la fase final de la Copa de la Reina, que se disputará en Alhaurín. Cincuenta minutos tardó la afición del Guardés en celebrar en la grada su clasificación copera, que de manera tan contundente consiguió la plantilla en la pista ante el Salud Tenerife (30-15, 15-11 al descanso). El global de +16 en la eliminatoria (26-27, ida) es una bombona de oxígeno para un Guardés feliz por regresar dos años después a la fase final de la competición copera.

Las fuerzas y las opciones del Tenerife tardaron poco en desvanecerse en la pista de A Sangriña. El Guardés empezó con unos pasos y estrellando un siete metros contra el poste antes de que Paulina Buforn, a la contra, abriese el marcador (1-0). La igualdad firmada por Cioca (1-1) fue un mero espejismo y desde los minutos iniciales las de Prades tomaron la iniciativa en el juego. Aún aguantaron las isleñas un par de acciones más (2-1, 3-1, 3-2, 5-3?) pero la dirección de Campos y su descaro hacia portería, el buen trabajo en defensa y las acciones de Carratú bajo palos empezaron a borrar de la pista al equipo de Octavio Pérez, desdibujado por completo.

El Tenerife estuvo diez minutos sin anotar mientras el Guardés no perdonaba (13-7) y mucho, mucho trabajo de las gallegas. Ya se había escuchado a los aficionados cantar el "África on fire" y "¡Qué bonito es ver al Guardés ganando de seis!" pero pocos cánticos y aplausos tuvieron más sentimiento que los dedicados a Sarah Valero cuando en el minuto 18 entró a pista para empezar a emplearse a fondo en defensa.

El Guardés se gustaba, movía sus piezas -todas contaron con minutos- y seguía mostrando buen rendimiento y confianza. Ni el acercamiento a cuatro y tres goles (15-12, 16-13) en los primeros minutos del segundo acto trajeron preocupación. Con mucha seriedad volvieron a poner el turbo y en equipo endosaron un contundente parcial de 10-0 en quince minutos (Min. 52, 26-13) para sentenciar la eliminatoria. Durante buena parte del encuentro, las de Prades pudieron jugar sin pasar apuros, con calma, notándose la frescura física y mental y el compromiso del grupo con el objetivo.

Todos los goles se celebraron con ímpetu, pero el de la canterana Cristina Barbosa y el gol de Sarah Valero en su regreso tuvieron el carácter más especial de un partido en el que solo quedó sin anotar la pivote Carla Gómez. Se acabó con euforia y con un incontestable 30-15 que las jugadoras celebraron en corro. Y no era para menos: el Guardés regresa a una fase final de Copa dos años después.