El Mirandés demostró a la Real Sociedad que esta temporada también es grande fuera de su casa y, a pesar de perder por la mínima en el Reale Arena, el gol de Matheus Aias deja la eliminatoria de semifinales abierta a lo que ocurra en la vuelta en su estadio de Anduva.

La afición local se relajó a los ocho minutos de juego cuando Odei pecó de inocente en un balón que llegaba a Portu, al que el central del Mirandés arrolló y Gil Manzano no tuvo duda alguna en señalar penalti. Oyarzabal, oscurecido en este inicio de año, fue el ejecutor del máximo castigo y con su precisión habitual no desaprovechó la oportunidad para poner de cara la eliminatoria para los vascos.

El Mirandés no se amilanó con el gol y siguió intentándolo durante una primera mitad en la que los guipuzcoanos erraron más de lo habitual y fruto de sus yerros llegaría el tanto del empate, muy merecido, del conjunto castellano, en una gran acción individual del brasileño Matheus para batir por bajo a Remiro.

Se ponían las cosas muy bien orientadas para el Mirandés, la Real desesperaba con su lentitud y sus fallos, desconocidos esta temporada, hasta que Martin Odegaard volvió a establecer la lógica en el marcador.

El noruego se hizo con un balón al filo del descanso, su remate fue repelido por Limones, que repitió intervención a otro disparo de Portu pero el balón llegó nuevamente a las botas de Odegaard y ésta vez no perdonó.

El encuentro mantuvo similar guión en el segundo tiempo, la Real en un quiero y no puedo constante, a pesar de los esfuerzos de Portu, mientras el Mirandés mostraba mordiente y parecía más enchufado a un partido de incierto final.

Alex Isak, el revulsivo del equipo en los últimos compromisos, estaba desacertado y entró en su lugar Willian José. El Mirandés seguía creciendo y la afición local empezaba a no verlo nada claro. El tramo final del choque fue un intercambio de posesiones con mayor peligro para los mirandeses que se llevaron un gran marcador.