El tramo a priori más sencillo del calendario le ha costado caro al Villalonga. Desde el liderato encaraba dos partidos consecutivos ante dos de los tres últimos clasificados, uno de ellos, el Polígono, además descolgado. La inesperada derrota en San Pedro ante el Gran Peña fue el presagio de lo que podía venir. Hasta el campo ourensano llegó ya tercero y tampoco ahí pudo conquistar la victoria, frente a un equipo en el que el entrenador se había marchado durante la semana y que fue dirigido por un triunvirato liderado por Diego González, el que había empezado la temporada, sentado en el banquillo, que dará paso a partir de ahora a Parente, que dirigía a los infantiles. El próximo fin de semana en Velle tendrá la primera prueba.

No mereció más del empate el Villalonga, si acaso fue mucho premio para un equipo que se acercó poco por el área rival. En un partido de mucha lucha en medio campo y pocas llegadas hacia el gol, un remate de Marcos en la primera parte que sacó bien el guardameta Chuchi con un pie fue lo más cerca que estuvieron de marcar los visitantes, que por contra salieron indemnes de las acometidas ourensanas, mayormente un remate de Borja nada más salir que sacó Iván, un disparo de Villa que se perdió cerca del larguero y un remate de Otero que rozó la escuadra, todo ello ya en la segunda parte.

Ricardo Fernández agotó los cambios con casi media hora de juego por delante -a los siete minutos se había visto obligado a hacer el primero- pero las tornas poco cambiaron, pasaban los minutos pero no afloraban buenas ideas, los locales se defendían sin pasar por momentos de peligro y de vez en cuando lanzaban zarpazos que comprometían a un Villalonga cada vez con más urgencias.

La última, en el 97

Una última aproximación en el minuto 97 fue cortada por el defensor local Salgueiros a ras de suelo, yéndose con ello cualquier opción de victoria para un equipo que sale con un punto sólo de dos partidos en los que lo normal habría sido haber ganado los seis.