El ultrafondista Brandan Márquez retoma el contacto con A Gran Bikedada después de unos años de ausencia por incompatibilidades con su calendario. El ciclista del Tres Lunas Valdeorras prácticamente comenzará en Vigo el próximo día 16 el calendario de nuevo muy ambicioso. Y aunque la prueba viguesa no tiene carácter competitivo, en sus actuaciones en 2014 y en 2015 alcanzó la meta en primera posición.

"A Gran Bikedada es una prueba que me viene muy bien como preparación. Además, resulta muy atractiva, porque se adapta a lo que cada participante busca en ella", comenta el ganador del Iron Bike XCM Italia en 2019.

La prueba organizada por Social Ciclismo Fan Manager, en colaboración con otras entidades ciclistas, se celebra el 16 de febrero sobre 100 kilómetros en la distancia de Gran Fondo, entre Vigo y el embalse de Eiras, con regreso a Vigo a través de los municipios de Redondela, Pazos de Borbén y Fornelos de Montes. Y tiene también las opciones de 69 y 42 kilómetros. Colaboran también Concello de Vigo, Deputación de Pontevedra y Fundación Deporte Galego, además de distintas entidades comerciales.

Nacido en Vigo, se mudó siendo muy pequeño a Santiago. "Empecé corriendo en MTB como juvenil, modalidad en la que pronto obtuve buenos resultados, ganando el campeonato gallego. Después pasé a carretera, pero ya exigía más dedicación y yo entrenaba 3 días a la semana, lo justo para poder acabar las carreras. Coincidí en el Hierros Diego con Álex Marque y Juan Mourón, entre otros. El nivel era alto y si no entrenabas, costaba estar con los mejores", rememora.

El futuro en la bicicleta era incierto en los albores de sus 20 años. Brandan Márquez no acababa de ver clara una salida profesional en el mundo de la bicicleta, así que decidió centrarse en preparar las oposiciones para bombero de aeropuertos. "Cuando al final conseguí aprobarlas, me destinaron a Canarias y allí, con algo de tiempo libre, empecé a retomar el contacto con la bicicleta", comenta.

Del mountain bike tradicional pronto pasó a centrarse en las carreras gran fondo "en busca de nuevas motivaciones", con especial predilección por los maratones, hasta que estos también se le acabaron haciendo cortos y en los últimos años optó por los ultramaratones, distancias entre los 130 y 200 kilómetros, que sobre bicicleta de montaña supone una exigencia extrema, o incluso la última moda, los "iron bikes".

En 2019 firmó otra temporada realmente brillante. Ganó el Iron Bike XCM Italia, después de 7 etapas; fue cuarto en el Campeonato de Europa XCUM (ultramaratón), puesto que ya había alcanzado también el 2017; acabó tercero en la Crocodile Trophy XCM de Australia, disputada en 8 etapas, y se impuso también en la Mountain Quest XCUM de Portugal, entre otros éxitos.

Después de una dilatada carrera -tiene ahora 38 años-, no duda en calificar la Iron Bike XCM Italia la competición más dura a la que se ha enfrentado nunca. "Es una prueba de una dureza extrema, con el atractivo de las organizaciones italianas, que no se paran en sutilezas. En algunos tramos es como hacer alpinismo cargando con la bicicleta". En 2019 regresó a Italia para ganar esta prueba en la que en 2018 ya había quedado segundo. Y aún espera repetir en 2020.

A nivel nacional, también fue dos veces campeón de España de ultramaratón y suma además una victoria en el Open de España. A nivel de Galicia, ha perdido la cuenta de los campeonatos de Galicia que ha ganado. También participó un año en la Madrid - Lisboa. Lo recuerda especialmente porque hizo equipo con los exciclistas profesionales de carretera Triky Beltrán, Pedro Romero, José Luis Carrasco. Acabamos segundos, por detrás del equipo oficial, y la victoria, después de 600 kilómetros se decidió al esprín.

"Lo de Australia fue más que nada una experiencia", nos dice. "Estuvo bien. Fue también una prueba muy exigente, pero no es una competición que puedas hacer todos los años. Australia está demasiado lejos y los desplazamientos son caros", añade.

Hay que entender que Brandan no es profesional, aunque entrena "seis días a la semana, fuera de las horas de trabajo. Hay días que hago dos horas y, al menos uno, le dedico 5 o 6 horas; pero de esto no podría vivir y no por resultados, sino porque no encuentras patrocinadores. A lo mejor otros ciclistas encuentran sponsor más fácil, aun con peores resultados, porque vienen de la carretera y tienen más nombre", añade.

Los ultrafondistas, auténticos tiramillas sobre la bicicleta, dan la impresión de que son una especie de aves solitarias, "lobos esteparios", preparados para sobrevivir en escenarios inhóspitos. No es que sea su caso, pero él mismo reconoce que "el 95 % de las veces salgo a entrenar solo. En parte por incompatibilidades de horarios y porque en Galicia tampoco hay mucha gente centrada en el ultramaratón", explica, modalidad de ciclismo de montaña extremo que practica por afición, o tal vez por una necesidad vital, y se define "un autodidacta total: no tengo entrenador, nutricionista ni nada parecido. Me organizo yo mismo".

La bicicleta extrema, de aventura, el algo que le apasiona y la disfruta. Solo de cuando en cuando echa la vista atrás y la surge la duda de qué habría pasado si en su momento se hubiese centrado al cien por cien en la bicicleta.

También participó en una prueba en Guatemala, El Desafío Quetzal, donde Social Ciclismo Fan Manager realiza labores sociales.