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rugby - División de Honor B

El buen maul

El Kaleido firma su mejor racha de la última década tras vencer al líder

El Kaleido empuja al Getxo en el partido del domingo. // Alba Villar

Anda el Getxo empeñado en regresar a División de Honor, de la que se despidió en 2018. El ascenso se le escapó por un solo punto el año pasado en La Cartuja, en la vuelta de su eliminatoria contra el Ciencias. Los vizcaínos habían dominado el grupo A hasta ahora con mano de hierro. La primera derrota se produjo en la decimocuarta jornada ante su único rival por el liderato, el Gernika (18-25). Nada preocupante ni que empañase su colección de palizas, que incluía el 87-10 al Kaleido Universidade de Vigo en la primera vuelta, para un balance general de 820 puntos a favor y 180 en contra. As Lagoas, en la decimoséptima jornada, debía ser una estación de paso en su galopada hacia el play off. El gigante getxotarra, contra pronóstico, besó el barro olívico.

El 24-19 -delantera, maul, robo y transmisión para cuatro ensayos diferentes, placajes sin fin y sufrimiento en la melé- se celebra con igual júbilo en las gradas del CUVI y a 9.000 kilómetros de distancia. Xoán Martínez, presidente del Vigo Rugby a la vez que director general de Kaleido, ha seguido el partido desde Angola, a donde ha viajado por causas profesionales. "Me he perdido un partido épico", se lamenta a la vez que se congratula.

La gesta contra el Getxo prolonga una racha exitosa iniciada contra el Oviedo. A la victoria angustiosa sobre el colista (20-17) le han seguido otras contra el Zarautz (21-13), que era tercero, y Bera Bera (10-13); la mejor tanda desde el ascenso a División de Honor en 2011, que supera otras dificultades históricas: como visitante y ante adversarios vascos. El Kaleido ha subido de la penúltima posición a la octava entre doce. "La remontada está suponiendo una satisfacción que hacía tiempo que no vivíamos", confiesa Martínez. No se olvida de las permanencias arañadas en los play outs o los despachos, como el año pasado, con la reestructuración del grupo por la salida de los filiales. El mandatario añade: "Hemos perseguido este momento con planificación, mucho trabajo y muchas ganas. La mejora viene dada fundamentalmente por el tiempo que hemos necesitado para asumir conceptos y dinámicas de juego. Pablo y los jugadores tienen un gran mérito. Ahora debemos terminar el trabajo, que no es otro que llegar al final de la temporada en una posición tranquila, transmitiendo buenas sensaciones".

Pablo Cabrera, el entrenador, reconoce lo inesperado del triunfo sobre el Getxo pese a la dinámica de crecimiento. "Siempre recalco que vamos a todos los partidos a ganar, pero obviamente respetando al rival y sabiendo dónde se encuentra y dónde nos encontramos nosotros. Los chicos tuvieron realmente un desempeño muy bueno".

Cabrera apunta a una conjunción de factores para explicar el cambio de rumbo: "A principio de temporada marcábamos muchos tries a través de la touch y después empujando el maul. Ya empezamos a hacer más cosas al mover el balón hacia fuera. Los chicos empezaron a entender un poco más lo que se planteaba y los fichajes se han ido adaptando. Tenemos una base muy chica de jugadores, pero le ponen mucho trabajo todo el tiempo. Vamos mejorando los detallitos de la defensa, del ataque, de animarnos a jugar, de no ser egoístas.... La premisa es que prefiero que se equivoquen por hacer que por no hacer. Esto da más de libertad. Hay jugadores que van cogiendo más confianza, van madurando. Empezamos el año con varios lesionados que se han ido sumando, como Maka. A pasitos muy cortitos nos vamos transformando en un equipo".

La mejor prueba de la fuerza colectiva es haber derrotado a Getxo sin el concurso de Gabardos, medio melé de gran ritmo y el mejor pateador de la plantilla. El argentino jugó durante varios partidos pese a sufrir una rotura muscular que finalmente le ha obligado a reposar. "El equipo sacó fuerzas por otro lado", resume el técnico.

Cabrera confía en que dispondrá ya de Gabardos en la próxima cita al tener descanso el próximo fin de semana. Uribealdea, Bilbao y Campus Ourense serán sus siguientes rivales. "Son equipos a los que podemos jugar de igual a igual", analiza Cabrera, consciente de que los puestos de peligro siguen a tres o dos puntos, en función de los arrastres. "Esas tres finales en febrero nos van a decir dónde estamos. Esperemos que se den de nuestro lado para no acabar sufriendo todo el mes de marzo. Está muy parejo. Hay ocho equipos que no se pueden dormir. Esperamos que en algún momento podamos estar más tranquilos".

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