El orgullo del Mecalia Guardés es infinito. El equipo de Juan Ignacio Prades se agarra a la pelea por el título de Liga tras arrancar a dentelladas un laborioso empate al Bera Bera, líder de la competición, que acarició en algunos momentos en A Sangriña la posibilidad de dar un zarpazo letal a la Liga Iberdrola. Pero en el momento en el que el partido pendía de un hilo la defensa guardesa, las paradas de Carratú y un gol casi sobre la bocina de Lorena Pérez las dejaron sin un triunfo que hubiese descartado a las gallegas de la pelea y habría enviado un mensaje concluyente al resto de aspirantes. Pero cuesta tumbar al Mecalia. Y mucho más en su feudo, en esa cueva llamada A Sangriña donde se sienten poderosas y son capaces de encontrar soluciones a los desafíos que se le plantean. Donde por momentos no alcanza la inspiración siempre aparece a tiempo el sacrificio para equilibrar la cuestión.

El Bera Bera, consciente de que en esa pista lo mejor es evitar finales angustiosos, trató de poner tierra de por medio desde el inicio. Con Elisabet Cesáreo (autora de ocho goles) como ejecutora principal se escaparon en el marcador con un 1-5 inquietante. Pura electricidad en ataque que por momentos condundió al Guardés que quiso entrar en un partido que no le convenía. Serenó Prades los ánimos, llegaron algunos errores de las vascas y las primeras manos de Carratú que empezó a dar avisos de lo que vendría después. Y el partido se igualó. Con Carmen Campos al mando de las operaciones se restableció la igualdad que ya acompañó al partido hasta el descanso. El primer objetivo ya estaba conseguido. El Guardés había sido capaz de frenar el intento del Bera Bera de abrir en canal el partido y se acercaba a su objetivo de convertir cada ataque vasco en un suplicio.

En el comienzo del segundo tiempo, justo tras el 13-12 que daba ventaja al Mecalia, el equipo gallego entró en una pequeña crisis. Pérdidas y vuelta a correr. Cada vez que el Bera Bera pudo soltar las piernas el marcador se abría. Un parcial de 0-4 las colocó 13-16 (minuto 36). Prades llamó a las suyas para asentar conceptos e insistir en que no podían salirse de su plan que pasaba por apretar en defensa, impedir sus contragolpes y seleccionar mucho los lanzamientos en un duelo que estaba claro iba a conceder un marcador corto. Dicho y eso. El Mecalia defendió a partir de entonces como si la vida les fuese en ello, Carratú se agigantó y el Bera Bera sufría para encontrar la portería. Por momentos se desquiciaron ante aquella intensidad que se tradujo en un parcial de 6-0 (19-16) que parecía poner las cosas del lado guardés. Pero en esos momentos en los que el partido podía haber caído en su bolsillo, al Mecalia le faltó un punto de calma, de acierto en algunos lanzamientos. El Bera Bera llevó el partido al 20-20 con menos de diez minutos por jugar, 21-21 a falta de cinco minutos. Cada gol había que esculpirlo en piedra por el trabajo que suponía. Goles de Buforn y de Sara Gil. Silvia Arderius puso el 22-23 y la pelota en manos de las vascas. Se dejó la vida el Guardés para ganarse una última oportunidad con veinte segundos por jugar. Y ahí funcionó la pizarra de Prades que trazó una jugada perfecta, la pelota llegó a Lorena Pérez que desde el rincón encontró el fondo de la portería. Las jugadoras y A Sangriña lo celebraron como un triunfo. No era para menos.