La selección española de balonmano puso pie y medio en las semifinales del Europeo de Suecia, Austria y Noruega, tras imponerse este sábado por 30-26 a Austria en un encuentro en el que volvió a mostrar su fortaleza mental. Una demostración de carácter que le permitió mantenerse firme en todo momento, pese a las dificultades de un encuentro en el que Austria intentó hacer valer en todos los aspectos de partido su condición de anfitrión.

No obstante, le costó arrancar el encuentro al conjunto español, que, a diferencia de anteriores partidos, tardó en adquirir la solidez defensiva que le había permitido contar todos sus duelos por victorias.

Los problemas no llegaron para el equipo español de los temibles Bilyk y Bozovic, sino del pivote Fabian Posch, que aprovechó a la perfección los espacios dejados por los defensores españoles. Ni aún así perdieron su fe los de Jordi Ribera en su sistema, ya que bastó que acabasen de calentar sus piernas y brazos para, aprovechando una exclusión del austríaco Robert Weber, dar un primer estirón en el marcador.

Los colegiados acabaron con la escalada de dureza del equipo austriaco con la tarjeta roja directa que mostraron a los 26 minutos al jugador austríaco Lukas Herburger por un feo golpe en el rostro a Raúl Entrerríos. Una acción que pareció cambiar definitivamente el criterio arbitral, que empezó a proteger más a los pivotes españoles.

Diferencia que España logró cuadruplicar (23-19) en el arranque de la segunda mitad. Austria pareció disponer de una última oportunidad de reengancharse al partido con la doble exclusión de Maqueda y de Aleix Gómez a menos de ocho minutos para el final. Pero ni por esas se dejaron arrebatar el triunfo los "Hispanos".