Victoria al tacto y sufrimiento en lontananza. El Kaleido Universidade de Vigo ha interrumpido su racha de cuatro derrotas y un empate. Pero batió al colista desde su propia condición de penúltimo, impreciso y dubitativo en su juego. Lejos queda el pronóstico de una permanencia serena, que el arranque de temporada alentó. La agonía se ha convertido en costumbre en el XV del Olivo, que se amparó en el pateo de Gabardos para compensar su falta de filo -un ensayo, por dos del Oviedo-. El Kaleido afrontará a pie su viacrucis.

Pablo Cabrera había congregado fuerzas. Ignacio Villegas y los hermanos Gutiérrez regresaban a la alineación. Debutó Facundo Fernández, fichaje invernal que engrosa el grupo argentino. Fernández, apertura, formó sociedad en el manejo del juego con Gabardos, medio melé. Pero el Kaleido tuvo más empuje que calidad en el primer periodo. Se instaló en territorio del Oviedo y percutió con insistencia por delantera. Le faltó claridad en sus transmisiones. En vez de imponer su teórica superioridad, los vigueses se contagiaron del caos voluntarioso del Oviedo, intercambiándose pérdidas e infracciones.

Incapaz de rentabilizar la posesión de tierra y oval, el Kaleido Universidade de Vigo optó por la solución más práctica. Gabardos aprovechó los golpes más suculentos para probar a palos. Atinó en dos de tres.

Exigua renta para un conjunto en dinámica negativa, con la inseguridad que esa situación comporta. El Oviedo, más hecho a las honduras de la tabla clasificatoria, se lanzó a la aventura en la segunda mitad. Salió poco de su 22, pero con mayor sensación de peligro que los olívicos. En el arranque de la segunda mitad el marcador cabeceó de un lado a otro.

El Kaleido pareció encorajinarse. Santiago Gutiérrez culminó el mejor ataque local, con cierta continuidad en las fases y una última combinación a la mano. Gabardos volvió a agitar la pierna zurda para estirar la ventaja. Alcanzar el bonus ofensivo resultaba impensable hace tiempo. El Oviedo no tiró la toalla. Su segundo ensayo llegó tarde. Gabardos solo tuvo que patear esta vez fuera de banda. El bonus defensivo premia la laboriosidad asturiana.

El Kaleido Universidade de Vigo abre a siete puntos su distancia sobre el Oviedo, único en descenso directo. Pero el reparto de disgustos queda siempre a expensas de los arrastres y en División de Honor el Hernani peligra. Gaztedi, Uribealdea y Eibar vuelven a estar a tiro. Se hace necesario alcanzarlos. Tendrá que ser a patas.