El Atlético de Madrid reafirmó su reacción ante el Levante, al que doblegó con goles del argentino Ángel Correa y del brasileño Felipe Monteiro, pero sobre todo con una parada final de Jan Oblak, para volver al podio de la Liga, insistir en su persecución del Barcelona y del Real Madrid y sostener su evolución.

El Atlético prosigue con su recuperación. Los resultados -cuatro victorias seguidas, tres en Liga- son una prueba ya irrebatible. Es su mejor racha del curso. También su irrupción de nuevo en el podio de la clasificación, un sitio natural casi siempre en la era Simeone. Y también ha recuperado gol. No lo fue en la primera ocasión, cuando ni Correa ni Joao Félix ni Saúl descubrieron el gol en tres remates seguidos dentro del área, pero sí en la segunda, al borde del cuarto de hora. Un golazo. Desde la izquierda y del envío alto y profundo de Thomas a la esquina derecha, al centro de primeras de Trippier y al remate, de primeras también, de Correa.

No fue definitivo el 1-0, como tantas otras veces. Necesitó más. Lo comprobó de inmediato, casi a la siguiente jugada, con el 1-1 del Levante. Su destreza a balón parado es casi incontestable. Lo confirmaron Campaña, como asistente en una falta en medio campo, y Roger, como goleador con una volea dentro del área pequeña que se alió con el toque involuntario de Morata para batir a Oblak.

Hubo algo de despiste defensivo, pero también una ejecución compleja que pareció tan simple por la habilidad de los dos protagonistas. Sólo dos toques para el 1-1. Y solo dos minutos más para el 2-1. Porque el Atlético contestó con celeridad y con el poder aéreo, también ofensivo, del brasileño Felipe. 2-1. Minuto 18.

Y por ahí, también en el segundo tiempo, el encuentro se movió en una indefinición. Exigió incluso la intervención de Jan Oblak, en el minuto 83 y en el 93, con dos remates incontestables, menos para la sensacional respuesta del portero esloveno, que retuvo el triunfo del Atlético.