Resulta difícil explicar con palabras lo que se vivió ayer en el campo de O Vao con la eliminación del Coruxo de la Copa del Rey. Un partido que estuvo marcado por dos malas decisiones del colegiado cántabro López Toca, el mismo que el domingo suspendía el Rayo Vallecano-Albacete por los insultos a Zozulya.

La primera de ellas fue la del penalti que supuso el empate a cuatro del Mirandés en el tiempo añadido. De existir el VAR lo hubiera anulado de forma automática, al no llegar ni a lo que se llama vulgarmente "penaltito". A partir de ahí todo fue en cadena, con unos jugadores vigueses encendidos y la poca mano izquierda del colegiado en ese momento expulsando a dos jugadores del Coruxo, lo que dejaba al equipo con nueve para la prórroga. Y todo ello sin olvidarnos de la acción en la prórroga en la que primero señala un penalti por un derribo sobre Añón, para acto seguido anular esa decisión para indicar un fuera de juego que todos los jugadores del Coruxo dicen que no existía.

Graves decisiones que condicionaron un partido que debió clasificar al Coruxopara la segunda ronda de la Copa, tal y como lo indicó el técnico del Mirandés en sala de prensa, cuando lo primero que dijo fue que el Coruxo debió pasar la eliminatoria.

Coruxo - Mirandés | Michel Alonso: "Soy claro, el Mirandés pasó gracias al árbitro"

Coruxo - Mirandés | Michel Alonso: "Soy claro, el Mirandés pasó gracias al árbitro"

Michel Alonso, entrenador del Coruxo: "Soy claro, el Mirandés pasó gracias al árbitro" // CORUXO TV

En los últimos partidos del Coruxo, hay una frase que se repite continuamente, y es la de estar jugando "el mejor partido en lo que llevamos de temporada". Es cierto que los jugadores vigueses están creciendo a medida que avanza el calendario, aventurando una brillante segunda vuelta, pero no menos innegable es que el mérito de la plantilla es máximo dadas las circunstancias. Un partido más, Míchel Alonso no fue capaz de completar la convocatoria al estar la enfermería al completo. Los jugadores acumulan un desgaste físico máximo, ya que no podemos olvidar los últimos partidos de Liga, con terrenos de juego anegados de agua y muy pesados.

Y a pesar de todo ello, el equipo estuvo sublime, derrochando esfuerzo, jugando al fútbol y yendo a por el partido en la prórroga con dos jugadores menos. No cabe duda de que fue una tarde para no olvidar a la que únicamente le faltó la clasificación.

Analizando fríamente el partido, el equipo vigués llevó el peso del encuentro durante muchos minutos. Dio el primer aviso de lo que podía ser el partido con el gol de El Ouatani a los cinco minutos de juego. Era un gol importante, pero una vez más penalizaron los primeros minutos de juego, y tras sacar de centro llegó el empate visitante.

El carácter de los vigueses impidió que el equipo se viniera abajo. Fueron unos primeros cuarenta y cinco minutos jugados a un ritmo elevadísimo, pues no se habían cumplido los primeros veinte minutos de juego y ya se habían marcado cuatro goles. Nadie quería defender, todos buscaban el ataque y los más agradecidos los aficionados, que se lo pasaban en grande.

El paso por el vestuario sirvió para apaciguar los ánimos. Evidentemente ninguno de los dos equipos era capaz de mantener el ritmo de los primeros cuarenta y cinco minutos, y en ese primer intercambio fue el Mirandés el que se llevó el primer premio al no defender bien los vigueses un saque de esquina. El partido entró en una fase en la que los vigueses parecían apagados, pero no tardaron en reaccionar consiguiendo darle la vuelta al marcador en dos minutos. El Mirandés estaba contra las cuerdas ante un Coruxo bien plantado sobre el terreno de juego, que tocaba y tocaba el balón no dando opciones al cuadro rival, que puso toda la carne en el asador para, por lo menos, igualar el encuentro.

El "regalo" del tiempo añadido permitió forzar una prórroga en desigualdad, pues dos decisiones mataron el equipo.

La prórroga comenzó con un Mirandés que puso cerco a un Coruxo que formó dos líneas de cuatro para defenderse como podía y buscar una contra que matara el partido. Podría parecer que sería un paseo militar para los castellanoleoneses, pero la realidad fue otra diferente, pues se llevaron un susto mayúsculo cuando el colegiado señala el punto de penalti por un derribo, para acto seguido anular su decisión y castigar un fuera de juego que según los jugadores vigueses no existía.

A pesar de todos los problemas el final del partido llegaba y la posibilidad de los penaltis cobraba forma, pero a dos minutos para el final Merquelanz mataba el partido ante unos jugadores vigueses totalmente agarrotados por los calambres y que a duras penas se sostenían en pie.