La selección española femenina ha regresado, y con fuerza, a la élite del balonmano mundial. De manera un tanto inesperada y quizá antes de lo previsto, ya que el equipo español se encuentra en pleno proceso de maduración, las "Guerreras" han recuperado el carácter competitivo que les permitió desafiar a las grandes potencias, colgándose dos platas continentales, un bronce olímpico y un bronce mundialista entre 2008 y 2014.

En este espléndido regreso ha jugado un papel fundamental Carlos Viver, que se hizo con las riendas del equipo nacional en febrero de 2017 en sustitución de Jorge Dueñas. "Tenemos un grandísimo capitán de barco", señaló Silvia Navarro, el hilo conductor entre las "Guerreras" de hoy y de ayer. Viver se ha encargado de insuflar bríos a un equipo que comenzaba a dar síntomas de agotamiento, con la introducción de nuevos rostros, eso sí, impregnados del mismo espíritu guerrero que sus predecesoras. En su primera gran competición internacional, el Mundial de Alemania 2017, contó con siete debutantes en un gran torneo. Un año más tarde, en el Europeo de Francia, alineó a otras seis nuevas debutantes. Toda una revolución en la que el técnico español no ha dudado en prescindir de auténticos iconos como Marta Mangué y Macarena Aguilar.

Viver también ha influido en la forma de jugar el equipo español, empezando por la presencia de una zurda en el lateral derecho, tras jugar durante muchísimos años con una diestra en esa posición. Un cambio que responde a la voluntad de dar la mayor amplitud posible al juego de ataque y fluidez a la circulación del balón, la mejor arma para superar a las fornidas defensas rivales en ausencia de lanzamiento exterior. De este modo, se convirtieron en fijas en la convocatorias Mireya González o Almudena Rodríguez, que anteriormente habían tenido un paso discontinuo, cuando no meramente testimonial, en la selección.

Una apuesta por la fluidez ofensiva que llevó a Carlos Viver a contar desde su primera convocatoria con la central gallega Alicia Fernández. Bajo la batuta de la jugadora del Ramnicu Valcea rumano, el conjunto español ha logrado dotar al ataque español de un punto más de velocidad, sin perder seguridad en la circulación de balón.

Pero si en algo se ha cimentado el éxito de las "Guerreras" en este Mundial es en su espectacular trabajo defensivo, que ha permitido a España, a base de intensidad, inteligencia y piernas, convertirse en un auténtico muro para los rivales. "A mí me gustan las defensas que provocan algo, que buscan", declaró Viver en sus primeros días en el cargo. Y vaya si lo ha conseguido el seleccionador español.

Solidez defensiva que premia el intenso trabajo por el cuerpo técnico del equipo español, que como recalcó el propio Carlos Viver ha intentado "ganar tiempo al tiempo" con actividades como las del programa "Objetivo 2021". Sesiones de trabajo aprovechando cualquier mínimo parón en el calendario nacional para trabajar no sólo ya con algunas de las jugadoras que ayer se colgaron la medalla de plata en Kumamoto, sino también para ir dando entrada en los planes de la selección a aquellas jóvenes promesas que en un futuro deben ser la base de las "Guererras".