El Coruxo dio ayer un golpe sobre la mesa, dejando claro que su sitio no es la zona baja de la clasificación y que puede aspirar a cotas mayores al final de temporada. Es difícil decir si fue el mejor partido de la temporada de los vigueses, pero lo que sí que es cierto es que la segunda parte de ayer ante el Peña Deportiva será difícil de olvidar.

Había mucho respeto por el rival de la mañana de ayer. La trayectoria de los ibicencos y su posición en la tabla invitaban a la precaución, pero no era menos cierto que los vigueses querían hacer buenos los tres puntos logrados el domingo pasado en el campo de Miramar. Además, O Vao aparentaba estar en buen estado, pero había acumulado mucha agua tras las intensas lluvias de la noche, por lo que había que tener mucho cuidado con la velocidad que podía alcanzar el balón. En los primeros cuarenta y cinco minutos, el Peña Deportiva le dejó el balón al Coruxo, esperando un robo para salir con velocidad a la contra jugando, además, con el viento a favor. Pero no tardó el equipo entrenado por Michel Alonso en dar las primeras pinceladas de una mañana mágica.

En la primera media hora de juego descubrimos al mejor Silva de la temporada, presionando la salida de balón del rival, bajando a defender cuando era necesario y jugando para los compañeros si era preciso. Solo le faltaba el gol. Todo parecía de color de rosas, pero no fue menos cierto que cada vez que el Peña Deportiva se hacía con el balón llevaban peligro, disponiendo de por lo menos tres ocasiones para ponerse por delante en el marcador.

Posiblemente hubiera sido injusto, pero ya sabemos que el fútbol no lo es, por lo que los vigueses tenían que continuar duplicando esfuerzos, tanto en defensa como en ataque.

El tiempo de descanso marcó un antes y un después en el partido. Los jugadores del Coruxo salieron crecidos, conscientes de su superioridad, y pasaron por encima del Peña Deportiva. Si alguien hubiera llevado una estadística de las recuperaciones, posiblemente se hubiera quedado sin sitio para anotarlas, pues la presión que ejercieron en la zona de tres cuartos les permitió recuperar numerosos balones. De hecho, hubo varios momentos en los que el Peña Deportiva estaba noqueado, contra las cuerdas. El gol no tardó en llegar en la segunda parte. Fue una jugada que los vigueses practican constantemente en los entrenamientos, y que esta vez salió bien. Se llevaban diez minutos de la reanudación, cuando Silva deja pasar el balón hacia la derecha, allí lo recibe Antón que lo mete al área para que de nuevo Silva, llegando desde atrás, fusile.

Un tanto que acabó con todos los fantasmas que rodearon al equipo durante muchas jornadas. Al Peña Deportiva le costaba salir de su área, y once minutos más tarde le caía el segundo de la mañana, otra vez obra de Silva, que fue el más listo de la clase cuando los ibicencos pedían un fuera de juego que el colegiado del encuentro no señaló.

Pudo hacer el tercero el delantero de Tomiño, pero estrelló su disparo en el cuerpo de Seral, que cubrió bien la salida.

El buen juego de los vigueses continuó durante el resto de partido, ante una Peña Deportiva totalmente desbordada y que no era capaz de reaccionar.

Ahora, toca refrendar este buen juego el miércoles, día en el que el equipo viaja a Melilla para disputar el partido suspendido en su día por el viento.