Los silbidos con los que el Camp Nou despidió al Barça suponen el mejor termómetro de cómo está el equipo de Valverde, incapaz ayer de marcar ante un valiente Slavia de Praga, equipo inferior en talento aunque sin complejos. El empate sin goles, en un partido sin muchas luces para los azulgranas, que volvieron a cuajar un partido de bajo nivel, en la línea de los últimos, mantiene el debate sobre el juego azulgrana.

Discreta puesta en escena del Barcelona en el primer periodo, que pronto debió corregir el dibujo sobre el campo, debido a que el Slavia tiró la defensa a más de treinta metros desde su portería, y en ocasiones la llegó a plantar en el centro del campo, sin que el Barcelona ofreciese respuestas para atacarla.

Así, Messi se quedó en punta, con De Jong, Griezmann y Vidal por detrás, aunque la inactividad e improductividad del argentino le llevó en más de una ocasión a alinearse con los centrales en la creación para recibir al pie e iniciar alguna jugada.

La mejora oportunidad del Slavia fue cuando Stanciu chutó a placer, pero el balón, que iba entre los tres palos, lo rechazó la espalda de su compañero Frydrych. Por parte azulgrana, la oportunidad más clara llegó de las botas de Messi, que tras una finta a un rival en el centro del campo encaró en solitario y, a pesar de tener a Griezmann como opción clara de pase, se la jugó él con un disparo al poste.

Sergi Roberto ingresó en el segundo acto tras acabar Jordi Alba lesionado. El técnico azulgrana, Ernesto Valverde, cambió a los laterales de banda y dejó al catalán para frenar al mejor del Slavia, Peter Olayinka, después de que Semedo tuviese muchos problemas en el primer tiempo.

A pesar de no tener el partido controlado y de que al Slavia le costaba bastante poco armar un ataque triangulando con cierta facilidad, fue el Barcelona el que gozó de las mejores oportunidades en estos primeros minutos del segundo acto.

Los cambios afectaron muy poco en la mejora del juego de los culés, completamente fuera del partido y con un Messi que se conectó en pocas ocasiones, aunque en una de ellas, en el 78, cuando Ansu Fati le tiró una diagonal al centro del área, el argentino tocó levemente y, una vez más, Kólar desbarató una clara acción del gol que pudo desequilibrar el encuentro.