Sandro Ramírez puso la guinda, con un golazo desde la central del área, totalmente imparable, que permitía romper con la maldición que le había perseguido desde hace dos temporadas, a un Real Valladolid entregado, que controló muy bien el partido, ante un rival que fue de más a menos.

El conjunto bermellón salió muy centrado, controlando el balón y buscando la portería local desde el primer minuto, con un Lago Junior que dejó clara su capacidad de desbordar por la banda izquierda, facilitando la primera ocasión para su equipo en los primeros compases.

El Valladolid no parecía encontrar ideas ofensivas, pero supo aprovechar a la perfección un saque de esquina que Míchel sirvió para que Joaquín cabeceara y dejara el balón en el fondo de la meta bermellona.

Ünal transformó un penalti en el min. 48 para poner el 2-0, pero no pudo tener mejor final de fiesta el conjunto local. En tiempo de prolongación, Sandro rompía su mala racha tras dos años sin marcar.