Nadal logró ayer en el Másters 1.000 de París su victoria número 51 de la temporada, frente al francés Jo-Wilfried Tsonga por 7-6 y 7-1, lo que le situó en semifinales. No bajó el pistón el mallorquín, que se está mostrando a un nivel elevado en uno de los pocos torneos que faltan en sus vitrinas y donde en caso de victoria final se aseguraría terminar el año como número 1 del mundo. Shapovalov será su rival; en la otra semifinal, Djokovic y Dimitrov. Pase lo que pase, el próximo lunes arrebatará el trono del ránking a Djokovic, que también ha sumado su triunfo 50 del año, al igual que el griego Stéfanos Tsitsipas.

Con este triunfo, el español sólo ha perdido uno de sus últimos 31 partidos, la semifinal de Wimbledon contra el suizo Roger Federer, y encadena catorce victorias consecutivas. Con ésta, suma once temporadas con al menos 50 triunfos, una menos que Djokovic y cinco menos que Federer.

"Siempre hay margen de mejora en muchos aspectos. Desde el fondo de la pista he hecho cosas muy buenas pero he cometido algunos errores. Creo que lo estoy asumiendo bien, que estoy aceptando mentalmente mis errores y los aciertos de los rivales", dijo el español tras haber superado en cuartos de final a Wawrinka.

Nadal reconoció que bajo techo es donde menos torneos ha ganado y lo achacó en parte a que son torneos que llegan a final de temporada, cuando ha acumulado problemas físicos o una fatiga suplementaria.

Afirmó que está jugado "con una mentalidad más agresiva" y, sobre todo, con un servicio de mayor calidad, el mismo que introdujo en Australia a principios de temporada y que consideró un factor clave para apuntarse el pasado Abierto de Estados Unidos. "Cuando juego bien y estoy sano tengo la capacidad de jugar bien en todas las superficies, aunque unas se me dan mejor que otras", dijo.