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Jorge García Lloria cumple su destino

El portero vigués brilla en el Acanor, club que intentó ficharlo por primera vez en 2012 y que lo logró en su cuarto intento

Jorge García Lloria, en una foto de estudio de Phototeca BN

El Acanor Novás y Jorge García Lloria se han estado persiguiendo durante décadas sin encontrarse. En tres ocasiones la directiva rosaleira le planteó una oferta seria al portero. A veces no encajaron las pretensiones mutuas. En otras, con todo pactado, se interpuso la administración. Pero el club de O Rosal nunca había cesado en este amor en los tiempos del cólera. El presidente, Andrés Senra, culminó el largo proceso de seducción el pasado verano. Su nuevo entrenador, Quique Domínguez, ejerció de trotaconventos. También el destino encaja así sus piezas: el entrenador ha tenido al vigués a sus órdenes en dos etapas diferentes en Octavio y también en el Teucro. La reunión de los afectos ha colaborado de momento en el buen inicio liguero del Acanor.

La primera tentativa rosaleira se produjo en 2012. El Toledo, en el que militaba Lloria, desapareció a mitad de la temporada de Honor Plata. El Acanor lo quiso como refuezo. Lloria aceptó. Pero la reglamentación federativa no permitía jugar en dos equipos de la categoría en una misma temporada. El portero acabó enrolándose en el Chapela de Primera Nacional para acabar volviendo al Octavio, su hogar natal.

El Acanor jamás se resignó. Ya con Andrés Senra de presidente -desde 2015-,el cortejo se ha prolongado a lo largo de los años al punto que las ocasiones se enmarañan en la memoria. Senra duda sobre una y Lloria la confirma, con él en el Octavio pero no recuerda si con Quique o con Jabato en el banquillo. "En el Octavio renovaba año a año. Con el Acanor llegué a reunirme en Baiona". Más precisas son las negociaciones en el verano de 2018. Lloria jugaba en el Teucro. "Es un club que ya en Primera se veía ambicioso, quería volver a estar en Plata y mejorar con jugadores de la zona", explica Lloria. "Siempre he tenido una buena relación con Andrés. Al final ha mostrado mucho interés. Yo he ido a ver al Novás en estos últimos años como aficionado, tenía amigos allí. Se ha dado este verano y estoy muy contento, la verdad".

Si en algún momento el fichaje de Lloria se buscó por mejora o lujo, esta vez se antojaba vital por la marcha de Kevin García. "Nosotros necesitábamos un portero de garantías al no seguir Kevin, alguien que conociese la liga. Quique tenía claro que quería que Lloria fuera el portero. Él no sabía si continuar en Pontevedra y quería seguir jugando en Galicia. A un nivel más o menos alto las puertas son las que son. Resultó sencillo", celebra el mandatario. Lloria confirma: "Necesitaba cambiar de aires, una motivación extra, nuevos objetivos, compañeros y afición. No es que tuviese ningún problema en el Teucro, pero sí que me apetecía un cambio".

La llegada de Quique Domínguez al banquillo rosaleiro, en sustitución de Isma Martínez, despejó el camino. Domínguez y Lloria llegaron a compartir vestuario en el Octavio; el pontevedrés, en el ocaso de su carrera como extremo; el vigués, un tierno canterano académico. Domínguez ha sido después su jefe en tres etapas y dos clubes, aritmética que en el Acanor añade otro capítulo.

"Quique es una de las razones por las que me decanté por el Novás. Es un entrenador al que conozco y que me conoce mucho. Hemos estado juntos un montón de años", recapitula el arquero. "Una de las señas de que el Novás quiere crecer es el fichaje de un entrenador como Quique. A muchos jugadores nos ha incentivado para ir".

"Jorge y yo nos apreciamos y respetamos mucho", glosa el entrenador. "Solo puedo decir cosas positivas de él, tanto en lo personal como en lo deportivo. Es un gran tipo. Lo he visto evolucionar, madurar, crecer como portero, siempre siendo disciplinado y muy trabajador. Ahora mismo añade a su calidad y conocimiento del juego la experiencia, algo que en un puesto tan determinante como el suyo le viene muy bien".

La veteranía, a sus 35 años, le ha ayudado también a gestionar la herencia de Kevin, que se había marchado instalado en el pedestal de las figuras históricas del club. "Kevin, de los que han pasado por aquí, ha sido el portero más determinante sin duda", asienta Senra. "Se involucró mucho. Siendo de Cangas, aún sigue acudiendo al pabellón. Acabó siendo segundo capitán, de los pocos no habiendo nacido en O Rosal. Eso dice bastante de su trayectoria". Senra agradece: "Sin conocerlo tanto de momento, Lloria parece de un perfil similar. Es un chico muy implicado con el club, un líder también, que ayuda mucho a los compañeros".

"Kevin también es muy querido por mí. Es un amigo, de la misma quinta más o menos. Nos conocemos de toda la vida. Firmó unas temporadas espectaculares en O Rosal", acepta Lloria. "No me tomo sustituirlo como una presión sino como un aliciente. Yo intentaré aportar lo mío y que no se le eche de menos".

"Otra de las cosas que a mí y a otros jugadores nos hizo decidirnos fue el gran ambiente que hay en O Rosal", añade Lloria. "Jugar allí es la leche. La gente convierte la pista en un fortín. Por circunstancias, no era algo que yo hubiese vivido mucho como local. Estaba habituado a pabellones más grandes, que no se llenan ni animan tanto. Es un gustazo jugar en O Rosal".

Lo cierto es que el Acanor, en este arranque liguero y contra su tradición, ha cosechado más puntos fuera (tres, entre el empate en Zarautz y la victoria en Bordils) que en casa (dos, ante el Barcelona). Lloria, que promedia un 33% de paradas y contra el filial azulgrana alcanzó el 44%, se muestra optimista: "Estamos siendo un poco irregulares, con partidos muy buenos y muy malos. Es normal, con plantilla y entrenador nuevos. Tardaremos un poco en alcanzar nuestro mejor nivel. A nivel personal estoy contento de cómo están saliendo las cosas. Estamos rindiendo bien en defensa. Ofensivamente nos está costando un poco más. Pero estamos siendo compactos. La cosa empieza a funcionar".

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