El Real Madrid encara con la obligación de ganar la visita al 'infierno turco' de Estambul, a un Galatasaray con las mismas necesidades, tras derrumbarse su estabilidad en Liga y siendo vulnerable en Liga de Campeones, con un solo punto de seis posibles, que presentan una situación límite para Zinedine Zidane.

Al técnico de las tres 'Champions' consecutivas se le comienza a mirar con lupa desde las altas esferas de la casa blanca. La visita al Ali Sami Yen se presenta como un examen tempranero e inesperado, pero la derrota con mala imagen en el Parque de los Príncipes (3-0) y la fragilidad defensiva frente al Brujas en el Santiago Bernabéu (2-2), convierten los partidos en obligaciones.

Cada derrota provoca un terremoto en el Real Madrid. Si además es con la imagen dejada ante un recién ascendido como el Mallorca, con una segunda unidad que no está a la altura y con Zidane reservando jugadores pese a siete bajas de habituales titulares, todo se agrava. Sobre su figura arrecia la crítica. Cuestionadas sus decisiones, sus habilidades tácticas, el estado de forma de algunos futbolistas. Estambul es el lugar donde silenciar todo y recuperar crédito tras tiempos de inestabilidad. Y han comenzado a sonar nombres como hipotéticos recambios para el entrenador francés. Y como suele suceder en estos casos el primero de ellos es el de José Mourinho. Preguntado por este particular, el técnico francés aseguró que le "molesta" que se hable de su destitución por los malos resultados, recordando que quiere estar en el club blanco "siempre", además de resaltar que hoy tienen una buena oportunidad de mejorar y "reducir este margen de errores. Pero sobre mi futuro hay que preguntar a otros", explicó.