Hace cinco años llegó al Náutico un joven nadador con un talento innato, Miguel Martínez. "Desde que llegó al club ya vimos que tenía un talento especial, una facilidad innata para moverse en el agua, detalles que le hacían especial", confiesa su entrenador Sergio Silva.

En un año complicado como el primero en categoría absoluta, Miguel Martínez está demostrando una capacidad de adaptación admirable. En septiembre logró la medalla de plata en la Copa de España de aguas abiertas, disputada en Cáceres, pero su medio natural es la piscina y las pruebas de 200 mariposa y 400 estilos, sus especialidades. "En el campeonato de España de verano llegué a bastantes finales absolutas y estuve entre los quince mejores en diferentes pruebas", dice el nadador con orgullo.

Sus logros tienen un valor añadido al esfuerzo que realiza a diario, ya que compagina sus estudios de un Ciclo Superior de Administración y Finanzas en Vigo, con sus entrenamientos diarios en el Centro de Tecnificación de Pontevedra, donde se le ha permitido entrenar con el grupo de Luisa Domínguez y Fernando Zarzosa, y en que están nadadores de la talla de las olímpicas Bea Gómez o María Vilas. Sin embargo, él no está becado. "Le dejan entrenar con ellos, pero no tiene beca", lamenta Silva. Su mediación fue importante para que le permitieran entrenar en Pontevedra. "Hubo que pelarlo", sostiene. "Pero allí tienen medidos que aquí no podemos tener y la gente que tiene mucha calidad necesita un pasito más; nosotros no podemos cortar la progresión de un nadador porque queramos que entrene con el club, aunque él aquí sigue siendo uno más del equipo", añade.

Así, durante la semana va y viene a diario a Pontevedra y los sábados se entrena en Vigo. El paso a categoría absoluta ha intensificado sus jornadas de trabajo. "Me entreno todas las tardes unas cuatro horas", explica. A las que se añaden "dos horas más por la mañana tres días a la semana y dos horas más de gimnasio". Compaginarlo todo es difícil, pero nunca sintió la tentación de renunciar. "No puedo estar centrado solo en el deporte, también tengo que preocuparme por los estudios, pero nunca pensé en dejarlo. La natación me gusta tanto que no me imagino fuera de la piscina", reconoce. En este sentido, la ayuda de sus padres resulta muy importante. "Yo no haría nada de esto si no fuera por ellos", dice agradecido. Los resultados, como su última plata en Cáceres, son el premio a su esfuerzo y al de su familia. "Les gusta ver que me estoy esforzando y que voy mejorando día a día y es una alegría también", apunta.

Silva no se atreve a precisar hasta dónde podrá llegar su pupilo. "Es su primer año en categoría absoluta y ahora ya entrar en finales son palabras mayores porque compite con gente internacional", reconoce. "Cuando estaba en categorías fue una pena que no hubiera conseguido alguna medalla nacional. Estuvo muy cerquita, pero no fue posible; ahora realmente los objetivos son entrar en finales porque, además, sus pruebas son complicadas (el 200 mariposa y el 400 estilos), donde hay bastante nivel".

Sin embargo, alaba su capacidad de sacrificio. "A él le gusta y ha orientado todo lo que está haciendo a seguir en natación, aunque desde el club siempre le animamos a seguir estudiando".

Miguel Martínez ya piensa en los retos de esta temporada. "El primer objetivo que me he propuesto este año será intentar batir el récord gallego de 400 estilos. El año pasado me quedé a décimas", apunta. Esta temporada quiere hacer "una buena temporada a nivel nacional e igual meterme entre los tres mejores en el Open de España de primavera, que será en Sabadell".