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El mejor gol de Álex

El caso del niño vigués con trastorno del espectro autista que ha provocado la creación de una nueva licencia en la Federación Gallega

El equipo en el que juega Álex. // Richi Costas

Álex nació un 26 de diciembre, pero ya santo e inocente. A cinco días del año nuevo, tan cerca y a la vez a un abismo. A Álex le han catalogado un 47 % de discapacidad, que acumula entre déficit visual, TDH (trastorno por déficit de atención e hiperactividad) y trastorno del espectro autista. Estudia con un año de desajuste respecto a su edad. Juega al fútbol en la Agrupación Deportiva Montecastelo, con sus compañeros de curso. Comenzó la pasada temporada, plazo suficiente para comprobar el efecto beneficioso que el deporte ha tenido en su vida. A Álex, por edad, le tocaba esta temporada subir de categoría, separándose de sus colegas; un desarraigo que hubiera resultado doloroso y que tal vez le habría obligado a dejar el fútbol. La normativa no admitía excepciones en la adscripción a las categorías, compartimentos estancos que se establecen exclusivamente por la fecha de nacimiento. Sus padres, Patricia y Fidel, y su entrenador, Jorge Fortes, han peleado desde el pasado mes de junio para lograr que "la familia", tal y como describen el equipo al que el pequeño pertenece, siga unida. Y lo han conseguido. La Federación Gallega (RFGF) acaba de crear la licencia PDA (persona discapacitada autorizada), novedosa en principio a nivel español, que permitirá a niños con discapacidad física, psíquica o sensorial militar en equipos convencionales de inferior categoría, que se adapten mejor a sus características. Es la ley de Álex, que el pequeño vigués bautiza para que otros también disfruten.

Álex tiene un mellizo, Iago. Llegaron en parto prematuro y repartiéndose los condicionantes. Iago tiene 11 dioptrías en cada ojo; es de psicomotricidad lenta y escasas fuerzas. Avanza en los estudios sin dilaciones. Aún no practica deporte. Álex solo acumula media docena de dioptrías, pero tiene un trastorno del espectro autista cuyo grado se reevalúa en revisiones cada cuatro años. Desde que alcanzó los tres años toma medicación y en Infantil ya repitió un curso. Recibe asesoramiento constante de psicopedagogos y otros especialistas, en gabinetes y en San Rafael. La inspección médica ha adjudicado a Álex una discapacidad general del 47 por ciento; a Iago, del 37 por ciento.

El autismo es un trastorno complejo y permanente, que implica un procesado de la información diferente al común. En Álex entorpece sobre todo su despliegue social. "Es un niño muy cariñoso, pero le cuesta mucho relacionarse", describe su madre, Patricia. "Necesita sus rutinas. Y no diferencia los gustos de la fijación".

Los bomberos protagonizaron su primer entusiasmo. La pelota llegó después, como un objeto que arrojar lo más alto posible. Con apenas tres años de edad la tiraba a los tejados o a la calle desde el portal. "Más de una vez se ha quedado castigado por eso", recuerda Patricia con una leve sonrisa.

Pronto esa inclinación cristalizó en la afición al fútbol. Antes que nada, como espectador y casi archivero, de prodigiosa memoria. Sus padres aseguran: "Recita las alineaciones de los equipos, da igual que sean inglesas, alemanas o españolas. Sabe quién ha marcado y en qué minuto". Disfuta de un amor puro, desprovisto de animadversiones o banderías. "No tiene el gusto petrificado. Cuando le gusta un jugador, le gusta un jugador. Es de Cristiano, pero también de Messi, de Iago Aspas... Y si echan un partido por la tele, no le importa si es de chicas o de chicos. Le gusta el fútbol", resume con rotundidad Patricia.

La frontera decisiva

Traspasar la frontera de la práctica ha costado mucho más. Álex nunca jugó en un equipo federado en su anterior colegio. "Sinceramente yo tenía más miedo a anotarlo que él de jugar", admite Patricia. "Esto también es una barrera para los padres. Es un niño que no aceptaba las normas. Es competitivo. Le costaba encajar las derrotas. Podía tener obsesión por marcar goles o por ocupar una posición. Pensaba en qué podía suceder si un día un compañero no le pasaba, si le quitaban un gol o lo dejaban en el banquillo".

Patricia y Fidel trasladaron a sus hijos al Montecastelo el curso pasado por consejo de la psicopedagoga. Un guiño del destino. Jorge Fortes, profesor del ciclo de fútbol en el centro, coordinador y entrenador en la asociación deportiva, colabora como voluntario desde hace más de 15 años con la Fundación Menela, especializada en el trato a personas con trastorno del espectro autista, y otras como Aspanex, Aceesca, San Francisco.... El aliado necesario en la aventura.

Jorge Fortes, desde que conoció a Álex, se impuso la tarea de lograr que jugase al fútbol. Existen por supuesto competiciones federadas para personas con discapacidad, pero que no se ajustaban a estos requerimientos. "No hay esa posibilidad en su edad. Álex puede acabar siendo un jugador del Celta Integra en la Liga Genuine, era inviable. Necesitaba jugar en un escenario más acorde a su edad y su desarrollo".

Jorge ideó un proceso de aclimatación cauteloso, bien medido en cada paso. Hubo que construir una relación de confianza e introducir a Álex en la dinámica colectiva de los entrenamientos y el vestuario. Como prueba definitiva, Fortes organizó un amistoso del equipo de la clase de Álex con otro de menor edad perteneciente a la Escuela Denis Suárez. Ya que ignoraba qué control tenía Álex de su cuerpo, diseñó un entorno favorable y conocido. El equipo del A.D. Montecastelo perdió aquel día de enero 3-12. Álex marcó dos goles. Fue feliz. "Eso fue lo que animó a la familia a meter a Álex en el equipo de manera dosificada", explica Jorge. "El fútbol ha ayudado muchísimo a su integración en el grupo. Hacer algo colectivo con su grupo de clase ayudó a que desde el minuto 1 Álex fuese un niño querido, valorado. Es muy importante que esté jugando con sus compañeros y no con los niños de su edad, de los dos siguientes cursos".

El resto de la temporada se desarrolló de manera satisfactoria. "Aprender a través del juego, como los otros niños, le ha venido bien", agradece Patricia. "Ha mejorado su autocontrol. Acepta las normas y encaja las derrotas". Jorge Fortes añade: "Y ha sido también una motivación para que se aplique a nivel académico". El beneficio alcanza a cuestiones cotidianas, a pequeñas asperezas que Álex está aprendiendo a tolerar: "No le gusta estar sucio ni mojado. Y sigue sin gustarle en la calle, pero sí juega al fútbol bajo la lluvia".

El entrenador advierte, además, que la influencia positiva ha sido bidireccional. "Nosotros hacemos todo lo posible por ayudar a Álex, pero es Álex el que nos hace mejores a los demás". Los otros jugadores no saben que tiene autismo ni seguramente sabrían comprender en qué consiste exactamente. "Ven que es un niño especial, que necesita más ayuda", aclara Jorge. "Es algo innato, que los propios niños tienen dentro. Si no los pervertimos nosotros, si no los corrompemos, ven quién necesita más ayuda, quién es más feliz con un gol o con el balón. Son los niños los que buscan a Álex para finalizar jugadas. Sus goles son los más celebrados". Atesora numerosas historias que retratan este clima especial que se ha generado en el grupo. Álex le pregunta constantemente por los partidos cuando se cruzan por los pasillos del Montecastelo, le propone convocatorias, le aconseja alineaciones. Hace poco, el cumpleañero al que le tocaba ejercer como capitán y los demás miembros de la plantilla decidieron por su cuenta que fuese Álex quien portase el brazalete. "Ver cómo lo valoran, cómo lo quieren, eso nos hace mejores a todos. Hay una familia dentro del equipo y todos ayudan", insiste Fortes. Fidel, el padre, confirma: "Son una piña".

El escenario de septiembre

Fue en junio cuando Fortes empezó a analizar la encrucijada a la que deberían enfrentarse tras el verano. El equipo iba a pasar al segundo año de su categoría pero Álex, ya que nacido en el año anterior, por esos cinco días, en su parto además adelantado, debía mudarse a la categoría superior. "Sumado a su discapacidad, el hándicap era importante para él. Iba a jugar con gente que no conoce, más rápida y fuerte. No iba a estar a gusto. Le costaría integrarse". Álex incluso juega sin gafas. "No ve igual el balón, no reacciona a la misma velocidad que los demás. Sus padres podían plantearse que se pasase un año sin jugar para reenganchar con su grupo, con mejor control de su cuerpo y de sus posibilidades.Ese era el escenario que nos íbamos a encontrar en septiembre".

Jorge Fortes encaró la batalla burocrática. La Agrupación Deportiva Montecastelo es miembro de la asamblea de la Federación Gallega. Él participa en la comisión delegada del fútbol base en Vigo. Expuso el caso.

- ¿Qué se puede hacer?

- Nada. Imposible-, le contestaron.

"Las primeras puertas nos las encontramos muy cerradas", narra. Incluso la tecnología ejecutaba con frialdad sus órdenes. Al introducir en la intranet federativa la fecha de nacimiento de Álex, el programa arrancaba al joven del regazo de su equipo de manera automática. Alguien le insinuó que mintiese en los datos. "Yo no quería una trampa para Álex, quería una medida que lo ayudase a él y a otros", comenta el técnico. Porque pronto, al difundirse su empeño, le fueron llegando ejemplos similares.

Los padres y Fortes reunieron documentación de todo tipo: certificados médicos, cartas. Enviaron su petición a la asamblea en Santiago. Trámites que se citan como "muchos noes". Al final la Ley del Deporte les ofreció "el resquicio" por el que penetrar en la coraza legal. "Buscamos que el sistema se adaptase al niño y no el niño al sistema".

La Federación Gallega ha decidido crear esa licencia PDA. El ente federativo autorizará a personas con discapacidad a participar en competiciones oficiales convencionales, y en categorías por debajo de la que corresponda a su edad, siempre que sus tutores legales lo soliciten y existan informes favorables de médicos y terapeutas ocupacionales. Fortes explica que la "difusión" de la experiencia de Álex "es un acto de generosidad y solidaridad con cualquier otro niño o niña que quiera jugar a fútbol, baloncesto, balonmano... Que el deporte escuche, vea, comprenda y tenga suficiente empatía para amoldar estatutos y normativas". Patricia añade: "Y no solo por los niños; también por los padres, que lo hacemos más difícil. Yo les he cerrado muchas puertas a mis hijos por cómo reaccionaría la gente".

"Muchas veces las discapacidades las tenemos nosotros", resume Jorge Fortes. Su cruzada ha triunfado. El equipo se mantiene unido. Álex llega del entrenamiento, mojado y contento. Sus goles seguirán siendo los más celebrados.

La carta que derribó a la burocracia

Jorge Fortes y los padres de Álex recopilaron todo tipo de material que sustentase su petición a la Federación Gallega: informes médicos, certificados de discapacidad, el grado reconocido por la inspección de la Xunta, la confirmación de la Consellería de Educación del curso de Álex...

Fortes estructuró su argumentación en un escrito en el que explicaba que "la adaptación del sistema educativo a la situación de Alex ha sido posible desde hace años, logrando un desarrollo más acorde y justo con sus posibilidades. Sin embargo, en algo tan importante para cualquier niño en su desarrollo como es el deporte nos encontramos con un hándicap muy exigente para un niño con las condiciones y limitaciones de Alex. En este contexto, algún marco legal debe amparar a cualquier niño y su familia para que, entre todos, seamos capaces de superar obstáculos y abrir camino a quien más ayuda necesita para vivir las experiencias que cualquier niño debe disfrutar en su infancia".

Mencionaba Fortes, en su alegato, la habilidad de Álex como ajedrecista, un deporte en el que el pequeño "es 'igual' a cualquier rival sin influir la edad, tamaño, talento, etc. Sin embargo, en un deporte con tantísimo potencial educativo como es el fútbol, Alex y algunos otros se encuentran barreras muy difíciles de afrontar". Añadía: "Es labor de todos nosotros ayudarles a disfrutar del juego en unas condiciones justas y adaptadas a sus capacidades si está en nuestra mano. Este fin de semana se inician las competiciones de fútbol 8 en Vigo. Alex no jugará, esperando la respuesta de la Real Federación Gallega de Fútbol".

Se incluyó otro documento en el dosier, escrito a mano con bolígrafo, más corto y sencillo pero igual de elocuente; una carta de Álex, de su puño y letra, redactada con ayuda de su padre y firmada por todos los miembros de la familia: "Soy Álex y me gustaría seguir este año jugando al fútbol en (añade la categoría del equipo) debido a que llevo varios cursos yendo un curso por debajo con respecto a mi edad (?) Quiero disfrutar del deporte colectivo con mis amigos, todos somos iguales".Un fenómeno al ajedrez

Álex no solo practica fútbol. Sobresale en ajedrez. Un deporte que en el Marcote, donde maduró el gran maestro Paco Vallejo, tiene especial predicamento. Fortes comenta: "Posee una alta capacidad para el ajedrez, es un fenómeno. Me ha ganado varias partidas y también a sus profesores. Ha jugado contra un campeón de España y contra una subcampeona y se las pone tiesas a cualquiera. En el ajedrez podría jugar contra cualquiera, en igualdad de condiciones".

"La cosas básicas no las hace, pero en matemáticas solo saca notas de diez", destaca su madre, que lo describe igualmente como "un hacha para la informática y los videojuegos".

Un proceso "cincelado" en Galicia sin buscar precedentes

La Federación Gallega de Fútbol se muestra orgullosa de un proceso que ha tenido su intríngulis. Como institución se ha internado en un territorio administrativo que nadie había explorado o para el que ellos no han manejado ningún tipo de mapa orientativo. "No tengo conocimiento de que exista esta licencia en otra federación, por lo menos de fútbol", comenta Diego Batalla, secretario de la Gallega, sobre esa modalidad PDA que acaban de crear. "De hecho, no realizamos ningún tipo de derecho comparado, no indagamos. La confeccionamos ad hoc para estas situaciones".

Asegura Batalla que la problemática de niños con discapacidades físicas o intelectuales que necesitan jugar en equipos de inferior edad ya estaba sobre la mesa hace tiempo. "Llevábamos tres años dándole vueltas", revela. Menciona situaciones más frecuentes, como jugadores con síndrome de Down que han de pasar ya a aficionados, en sénior, y prefieren seguir en juveniles. "Las licencias estaban divididas por categorías de edad, no adaptadas a las situaciones psicofísicas", resume el dirigente.

" La participación en el deporte de las personas con alguna discapacidad debe producirse en el ámbito de la federación en la que se integre la modalidad o especialidad correspondiente", reza la Ley 3/2012 del deporte de Galicia, en el sexto apartado de su artículo 51. Aunque se aceptaba un periodo provisional, se trata de una tarea que la directiva de la RFGF no podía seguir aplazando. "Se nos planteaban dos situaciones, los niños discapacitados que quieren jugar en una competición oficial y luego crear una competición para discapacitados". El caso de Álex ha contribuido a acelerar un proyecto que se ha desarrollado "a pulmón, a pico y pala, cincelado aquí en la federación".

La adaptación de los rangos de edad a las situaciones particulares se resuelve con la licencia PDA (persona discapacitada autorizada). El artículo, ya aprobado en la comisión delegada, será trasladado en breve a la Secretaría Xeral para O Deporte de la Xunta, que fiscaliza el trabajo federativo, e incluido en la reglamentación de la RFGF. En cuanto a su ejecución práctica, padres y tutores deberán solicitar esa adaptación, incluyendo informes de los médicos y los terapeutas ocupacionales. En la federación se plantearon quién debía examinar cada caso: secretario general, jefe de licencias, un gabinete específico? Al final se han decantado por los médicos de su mutualidad, que aprobarán, denegarán o plantearán alternativas a lo que se solicite. La utilidad de la licencia PDA reside en su flexibilidad. No se presupone ningún limite en el reajuste de categoría. Existen múltiples discapacidades, variables en su grado, y es difícil comprimir la realidad en unas escasas líneas normativas. Batalla cita un ejemplo supuesto: "Hay niños con síndrome de Down que tienen sobrepeso. Un alevín de segundo año puede querer jugar en benjamines en fútbol sala pesando 80 kilos. Los médicos de la mutualidad lo valorarán". Acepta Batalla que en general los dosieres ya llegarán "muy trillados" gracias al conocimiento exacto que tienen los entrenadores y coordinadores de los clubes. Una vez que se difunda la novedad, en la federación pronostican un desfile de solicitudes: "Ahora se está divulgando. Hay niños que estaban entrenando pero no jugando. Ya nos han pedido que examinemos un caso en fútbol sala".

Falta por completar la otra vertiente del proceso integrador, que es la creación de competiciones específicas para niños con discapacidad. "Louzán (el presidente de la RFGF) ya dijo que esto no era coger y hacer una competición sin más. Al frente de esos equipos tiene que haber terapeutas, gente preparada? La competición debe estar adaptada. Puede ser en fase de concentración, partidos un mismo día o uno o dos mensuales. Estamos elaborado el estudio". El ente futbolístico colabora en esto con la Federación de Asociacións de Familiares e Persoas con Enfermidade Mental de Galicia (Feafes Galicia), que organizaba sus propios torneos de manera no reglada: "Entre sus conocimientos con discapacitados y nuestros conocimientos sobre el fútbol estamos configurando esa competición", condensa.

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