No tuvo la suerte de cara ayer el Céltiga. Los isleños fueron superiores a su rival, que optó por cerrar vías de acceso hacia su portería y confiar un triunfo a una contra. Durante la primera mitad, el Céltiga atacó con todo, gozando de varias ocasiones para ponerse por delante, pero o se encontraban con el meta visitante o con el palo. Esa circunstancia a punto estuvieron de irse al vestuario por debajo, ya que en un contragolpe, el Velle acabó estrellando un balón en el palo tras una bonita vaselina.

En la reanudación, un mal entendimiento entre la defensa y el portero del Céltiga, permitía a Melo hacerse con el balón y marcar a puerta vacía. El tanto visitante fue un duro golpe para los isleños que, diez minutos después, se llevarían otro duro varapalo. Aarón derribaba a un delantero visitante fuera del área cuando enfilaba a la portería. El árbitro no se lo pensó dos veces y expulsó al meta local, complicando el objetivo de sacar algo positivo del encuentro. Pese a ello, el Céltiga se lanzó a tumba abierta hacia la portaría local. Fue necesario un córner para que Manu Bugallo igualase la contienda, un resultado que hacía justicia a lo ocurrido sobre el césped. En el descuento, el Céltiga reclamó un gol fantasma que el árbitro no concedió al entender que el meta visitante había parado el balón en la traya. En el 95, los isleños enviaron un balón al larguero, y en el 97, justo antes del final, Grégor mandó por encima de la portería una ocasión de oro que podía haber significado tres puntos.