La triplista venezolana Yulimar Rojas reventó la final de triple salto con una marca de 15,37 metros en el segundo turno que le dio su segundo título mundial consecutivo y volvió a dejarle muy cerca del récord del mundo de la ucraniana Inessa Kravets (15,50). A ese festival de Rojas acudió su compañera de entrenamiento Ana Peleteiro, que finalizó su concurso con un "sabor agridulce" al finalizar sexta, con un mejor salto de 14, 47 metros, logrado en su primer intento.

La jamaicana Shanieka Ricketts consiguió la medalla de plata con 14,92, y la colombiana Caterine Ibargüen, campeona olímpica, se alzó con la presea de bronce con 14,73.

La atleta de Ribeira, que había sido séptima hace dos años en el Mundial de Londres en su primera final mundialista con un salto de 14,23, ganó en Doha una posición y se sitúa como una rival muy a tener en cuenta de cara a los Juegos de Tokio.

Peleteiro, que venía de lograr su mejor marca del año al aire libre en la Diamond League de París en agosto, con un regristro de 14,59, hizo 14,47 en su primer intento. En el segundo no pudo superarlo, con un 13,41 que la situaba quinta. Pese a su nulo en el tercer intento mantenía su posición, hasta que el cuarto salto de la colombiana Irbagüen de 14,46 la desplazaban una posición más. El cuarto salto de la gallega fue de 14,27 y los dos últimos, fueron ambos de 14,20. Se quedaba entre las mortales mientras en el primer puesto Yulimar Rojas dinamitaba una final en la que Ricketts e Irbagüen se repartían los metales.

Peleteiro cierra su participación en este Mundial sexta, la misma posición que logró el viveirense Adrián Ben en la final de 800, firmando ambos una página de oro en la historia del atletismo gallego en un campeonato del mundo al aire libre.

El clásico del triple salto mundial, Rojas-Ibargüen, iluminaba la penúltima jornada de los campeonatos y Peleteiro, que venía de prolcamarse campeona de Europa en pista cubierta en Glasgow, con una marca de 14,73, se sumó como pudo a la fiesta.

Yulimar demostró en Andújar que estaba "on fire", lista no solo para defender su corona, sino también para atacar el récord mundial de la ucraniana Inessa Kravets (15,50 en Gotemburgo 95). En la ciudad española, hace un mes, que quedó sólo a 9 centímetros, apenas nada en triple salto. Ayer, a 12. "El récord saldrá en algún momento", había dicho antes de la final.

El momento dulce de la venezolana, que ha gando siete de sus nueve competiciones este año y en cuatro de ellas ha superado los 15 metros, le concedía fundadas esperanzas de igualar a Ibargüen, a la cubana Yargelis Savigne y a la rusa Tatyana Lebedeva como doble campeona del mundo.

Rojas, pese a batir muy lejos de la tabla, debutó con un salto de 14,87 metros. Ibargüen, atleta mundial de 2018, llevaba un año más complicado, sobre todo desde su lesión en los Panamericanos de Lima. No saltaba triple desde el 11 de julio, cuando sólo fue sexta en Mónaco.

Rojas había perdido este año tanto contra Ibargüen como contra la jamaicana Shanieka Ricketts, que le arrebató el diamante en la final de Zúrich. En Doha no iba a ocurrir lo mismo. En su segundo voló hasta los 15,37 y ya no mejoró, en tanto que Ricketts progresó hasta los 14,92, un salto que le valió la plata. En el quinto turno, Caterine voló hasta los 14,73 para cerrar al menos con un podio una temporada difícil.