Un vigués de 38 años ha causado un terremoto en Can Barça. Es el entrenador más joven de primera división y, en su debut en la categoría, ha superado todas las expectativas de un equipo recién ascendido a la máxima competición española. Se trata de Diego Martínez. Y se ha ganado a pulso ser el entrenador revelación del inicio de temporada. Puede pasar desapercibido, no así los números que ha cosechado. Su Granada suma 10 puntos en cinco partidos y es tercero en la tabla. Y lo es gracias a sus victorias ante rivales de entidad como el Barça de Messi, Suárez y Griezmann, y en plazas hostiles como Balaídos o el RCDE Stadium, en las que salió victorioso por 0-2 y 0-3 respectivamente. Es el responsable del mejor inicio liguero en la división de oro de la historia del club.
El idilio de Martínez con el equipo nazarí comenzó un 14 de junio de 2018, fecha en la que la entidad hace oficial la incorporación del técnico gallego. Menos de un año más tarde, un 5 de junio de 2019, el líder del vestuario granadino tocó el cielo en Mallorca: el empate en la isla y la derrota del Albacete concedió a sus pupilos el ascenso matemático a la liga de las estrellas a falta de una jornada para la conclusión del torneo de segunda división, en el que remataron subcampeones. Los pilares del éxito estaban claros: regularidad, trabajo y fortaleza, todo ello traducido en una solidez propia de un conjunto de primera que no le tiene miedo a nadie.
Hasta ese momento, la ciudad andaluza estaba en deuda con Diego Martínez. Con tan solo 20 años, y después de formar parte como jugador de la cantera del Celta durante nueve temporadas, el por entonces lateral dejó su tierra para poner rumbo al sur, donde, tras un breve paso por las filas del Cádiz, decidió dejar la práctica del fútbol y centrarse en la universidad -estudió Ciencias del Deporte (INEF) en la Universidad de Granada- y en los banquillos. Precisamente, Granada le brindó la oportunidad de empaparse en las categorías base del Imperio, primero, y en el sénior del Arenas de Armilla, más tarde. A sus 25 años, ya capitaneaba un vestuario de tercera división. Su penúltima oportunidad en la provincia andaluza llegó de la mano del Motril CF y en esta misma categoría.
La llamada de Monchi
La llamada de MonchiLa dedicación del preparador comenzó a tener sus frutos. El director deportivo del Sevilla, Monchi, descolgó el teléfono para ofrecer al vigués un trampolín hacia el éxito: quería que el entrenador fuera el responsable de la recién creada Área de Tecnificación del club. En la institución andaluza, comanda el banquillo del juvenil de división de honor -con el que gana la Copa de Campeones-, el del Sevilla C y, en 2014, coge las riendas del Sevilla Atlético, con el que consuma el ascenso a la categoría de plata del fútbol nacional en 2016. Meses antes de recalar en el filial, el fichaje de Unai Emery por la escuadra de Nervión permite al gallego entrar en el equipo de trabajo del técnico vasco y alzar la Europa League.
Regreso a Granada
Regreso a GranadaLa temporada sobresaliente de Diego Martínez con el Sevilla Atlético en segunda llama la atención del Osasuna, que se hace con sus servicios de forma oficial el 14 de junio de 2017 por dos temporadas con el objetivo de regalar a Pamplona la magia de la categoría de oro. No logra clasificarse para la promoción de ascenso en su primer año y se desvincula del equipo rojillo al término del torneo doméstico.
Tras fracasar en El Sadar, Diego Martínez vuelve a la ciudad que lo vio crecer como entrenador. El Granada confía en su trabajo para regresar a primera tras dos temporadas en la división de plata y, menos de un año después, celebra el mayor logro al frente de una banqueta con el ascenso a la liga de las estrellas, en la que, por ahora, él es quien más deslumbra.
