Serena Williams vio cómo por segundo año consecutivo, una adolescente, esta vez la canadiense Bianca Andreescu, de 19 años, le impidió ser la protagonista en la final del Abierto de Estados Unidos y también conseguir la meta de ganar su vigésimo cuarto título de Grand Slam y alcanzar la marca de la legendaria australiana Margaret Court. Andreescu la venció con total justicia en dos sets corridos de 6-3 y 7-5.

Algo que Williams sólo quiso admitir a "medias", dado que si bien cumplimentó el juego de Andreescu, parecía pensar que el resultado final tenía más que ver con sus fracasos que los éxitos de la adolescente canadiense. "Sentí que podría haber hecho muchas cosas un poco mejor", comentó Williams.

Andreescu, a diferencia de lo que sucedió en la final ante Osaka, cuando la tenista japonesa también dominó a Williams, no le dio opción a que le robase el protagonismo, ni tuviese oportunidad que surgiese algún tipo de polémica como la del juez de silla de la del 2018. No le pudo quitar el protagonismo en el campo, pero sí lo hizo en la sala de prensa, cuando de manera contradictoria alababa la figura de Andreescu y por el otro insistía en que el triunfo de su rival se debió más a sus errores. "Amo a Bianca. Creo que es una gran chica. Pero creo que este fue el peor partido que he jugado en todos los torneos".

Andreescu ha tenido una temporada increíble. Después de que pudo avanzar en la primera ronda de clasificación en el Abierto de Estados Unidos de 2018 y terminó el año en el puesto número 178 del mundo, el próximo lunes será la número cinco en la clasificación de la WTA. "De verdad aspiro a ser como ella. Y quien sabe, quizá pueda llegar a ser incluso mejor", dijo en una rueda de prensa Andreescu sobre Williams, que casi le dobla la edad.