El palista cangués Rodrigo Germade, de 29 años, se prepara ya para participar en sus segundos Juegos Olímpicos, después de clasificar al K4 500 español para la cita de Tokio 2020 consiguiendo, este domingo, la medalla de plata en el Mundial que se disputa en Hungría. El betanceiro Carlos Arévalo, el catalán Saúl Craviotto y el balear Cooper Walz completan la embarcación. Germade sigue en Hungría y no regresará a Galicia hasta final de mes.

- A poco del Mundial tuvieron que afrontar el cambio de Cristian Toro por el gallego Carlos Arévalo. ¿Cómo hicieron la adaptación tan rápido?

- Ocurrió a mes y medio del Mundial. Eso nos obligó a variar la planificación. Hicimos todas las sesiones principales entre los cuatro y perdimos mucho tiempo en grabar vídeos de los entrenamientos, verlos y analizarlos. Se trataba de identificar los fallos y ajustarnos. Arévalo se tuvo que adaptar a la palada de Saúl, que es complicado. Al final conseguimos reducir el tiempo de acople y Arévalo puso muchas ganas e ilusión. Nos volcamos todos.

- ¿Temían que este cambio les dejase sin la plaza olímpica?

- En el momento sí que nos quedamos vendidos, la verdad. No sabíamos lo que iba a pasar. Tuvimos la grandísima suerte de que Arévalo supo adaptarse pronto y pudimos sacar esto adelante. Con el nivel alto que hay estábamos en una situación muy delicada. Poco a poco recuperamos el nivel del barco, pero hasta días antes de la competición no vimos que podíamos luchar por las medallas. Marcus Cooper también tuvo este año problemas de salud con una lesión y en competición sufrió una microrrotura. Tuvo que competir con fajín.

- Al final rindieron incluso por encima de lo esperado.

- Pues sí. Veíamos la medalla muy complicada. Conseguimos sacar el año adelante y de qué manera. Superamos un bache psicológico y pudimos incluso apretar a la embarcación de Alemania, que es la favorita. Fue una remontada.

- ¿Cuál fue la reacción de su familia y amigos?

- Desde que acabó la prueba recibí bastantes llamadas y sobre todo muchos mensajes. Hay mucha gente que reconocía que los tenemos mal acostumbrados. Muchos ven como normal que el barco esté siempre arriba y con el bajón que tuvimos en el Europeo despertamos dudas. Es ilusionante porque dimos un golpe en la mesa y volvemos a estar en la pelea.

- ¿Hay peligro de que usted o alguno de sus compañeros no entre en el K4 para Tokio?

- Peligro siempre existe porque hay mucha competencia y nivel en España. Estamos prácticamente todos clasificados. Va a ser un año complicado. Pero entrar en el K4 es muy difícil y mejorar lo que hay es todavía más difícil. Tengo esperanza de que no se toque el K4. Si ya conseguimos este éxito con solo un mes y medio de preparación, si tenemos tranquilidad y preparamos la gran cita del 2020 yo creo que se le puede meter mano a Alemania.

- Alemania es claramente la gran referencia vuestra.

- Sí. Es un barco muy sólido, que no falla. Para ganarles tienes que ser muy bueno y hacer todo perfecto ese día. Tiene que hacer tu carrera perfecta. Tienes que levantarte ese día con el pie derecho. Son implacables estratégicamente y físicamente son portentos. Cada palista que va al barco de Alemania es una eminencia en el mundo del kayak.

- ¿Afronta de forma muy distinta los segundos Juegos Olímpicos que los primeros, en Río 2016?

- Para cada componente es algo diferente. Para Saúl será su cuarta cita olímpica y para Arévalo la primera. Para Cooper y para mí serían los segundos Juegos. Los primeros fueron un sueño, pero es verdad que me quedaron cosas en el tintero que me gustaría poder sacar. Quiero desquitarme e ir a por una medalla, que es el broche que cierra la carrera de un deportista.

- Y sobre la preparación deportiva, ¿tiene previsto cambiar algo con respecto al año previo a la cita de Río?

- El principal cambio es que a Marcus y a mí nos gustaría preparar también a conciencia el K2 1.000 metros, porque en estos juegos se podría doblar y podría haber dos K2 de España. Nosotroscreo que tenemos un K2 muy potente. Serían dos pruebas en los mismos Juegos Olímpicos. Sería un año muy duro de preparación, pero es un reto y lo afronto como tal, con mucha ilusión y con ganas de ir a por todo.

- ¿Ahora se tomará unos días de vacaciones?

- Nos vamos a Tokio el día 9 de septiembre, a probar la pista y ver cómo es aquello. Vamos todos menos Saúl por motivos de calendario. Nos vamos con nuestro entrenador. Veremos aspectos como la dirección del viento en la pista y analizaremos los tiempos de desplazamiento entre las zonas de entrenamiento y la pista de competición. Dentro de este viaje participaremos en una competición que se hace un año antes de los Juegos Olímpicos para testar la pista. Es muy importante ver en dónde te vas a jugar el título e ir después preparado. Sobre todo porque cada pista es distinta, en algunas sopla el viento de lado, en otras de cara y en otras a favor. También es importante el tipo de agua. En Río era dulce con salada y aquí es solo agua salada. Eso hace que la embarcación flote más, lo que provoca que tenga más inestabilidad a mucha velocidad.