La viguesa Tamara Abalde disfruta de sus primera horas como campeona de Europa. En Serbia se colgó del cuello por primera vez una medalla con la selección absoluta. Tras una primeras horas de locura, llenas de homenajes, acierta a decir que "estoy en una nube y aún estoy procesando todo lo que está pasando".

Abalde insiste en decir que "es difícil de creer lo que está consiguiendo este equipo. Hemos hecho un final casi perfecto de campeonato. El partido contra Francia fue extraordinario". Recuerda la viguesa que "hemos ido de menos a más durante el campeonato. Contra Rusia en cuartos de final ahogamos a Rusia con la defensa y luego estuvimos muy acertadas en ataque. Y la semifinal contra Serbia fue una guerra en un ambiente muy intenso y contra un gran equipo como el suyo que tiene muchos recursos y que también tuvo sus oportunidades. Pero hicimos un partido increíble para meternos en la final donde siempre controlamos a las francesas y conseguimos no pasar apuros y dominar el partido desde el primer momento".

La viguesa valora especialmente que "pese a las bajas el equipo demostró su fortaleza. El grupo es muy compacto y se nota menos los cambios. La fuerza de este grupo es inmensa".

Abalde reconoce que desde Serbia les llegó el impacto que ha tenido en España su triunfo (el cuarto Europeo, segundo consecutivo). Lo agradece, comprende y ve como un acto de justicia: "Allí nos iban transmitiendo lo que estaba sucediendo en España. Creo que ya es hora de que tenga la repercusión que se merece. Es la hora de que mucha gente vea la importancia de este equipo y lo mucho que ha conseguido". La gallega se muestra conforme con el papel que ha tenido en este torneo y espera que el futuro le depare más experiencias como ésta: "Para eso seguiré trabajando, para darle al seleccionador razones para volver".