Maverick Viñales (Yamaha YZR M 1) ya lo manifestó al final de la jornada del sábado en el Gran Premio de los Países Bajos, tras conseguir el segundo mejor tiempo, que no tenía "nada que perder" y así lo demostró en carrera, sabedor de que sus opciones de pelear por el título mundial son mínimas, su gran objetivo es ganar el máximo número posible de grandes premios.

Ese fue el secreto "a voces" de la victoria de Maverick Viñales, que tuvo como principales rivales a un "debutante" como el francés Fabio Quartararo (Yamaha YZR M 1), todavía convaleciente de una operación para solucionar sus problemas de "síndrome compartimental" y a un quíntuple campeón del mundo, Marc Márquez (Repsol Honda RC 213 V), que acabó sacando la calculadora para no cometer errores.

Tanto Viñales como Márquez acertaron. Para el primero era la oportunidad de redimirse y reencontrarse con la victoria, que se le negaba desde Australia 2018 y para el segundo la ocasión de ampliar su ventaja en la provisional del Mundial ante la debilidad de su rival más directo por el título, el italiano Andrea Dovizioso (Ducati Desmosedici GP19).

Los dos cumplieron, Viñales volvió a ganar para Yamaha y Márquez aumentó de 37 a 44 puntos su ventaja al término de la octava prueba puntuable. Y los dos lo hicieron con una estrategia bien planteada en la que un "desmelenado" Alex Rins (Suzuki GSX RR) les vino a echar una mano pues su error cuando lideraba la carrera en la tercera vuelta se lo puso aún más fácil, sabedores ambos de que el "siguiente", Fabio Quartararo, no aguantaría al mismo ritmo toda la carrera. Acertaron de pleno.

Viñales y Márquez se quedaron solos para protagonizar su primer gran duelo en los últimos dos años y medio. Cuando todo hacía presagiar un recital de adelantamientos, que tanto les gustan a ambos, el líder del mundial se acordó de que lo era y arrojó la toalla para no cometer un error que le hiciese perder mucha de la ventaja acumulada.

Esos errores sí los cometieron Alex Rins en la vuelta tres, Valentino Rossi (Yamaha YZR M 1), que se llevó por delante al japonés Takaaki Nakagamis (Honda RC 213 V), o el debutante Joan Mir (Suzuki GSX RR), que llegó a ser cuarto pero la presión de los dos pilotos oficiales de Ducati, Dovizioso y Petrucci, pudo más que su ambición y se tuvo que acabar conformando con la octava posición.

Los hermanos Espargaró, ambos lesionados, Pol (KTM RC 16) en la mano derecha y Aleix (Aprilia RS-GP) en la pierna izquierda, sacaron rédito de sus penurias para concluir undécimo y duodécimo respectivamente, un resultado más que aceptable.