No hay en la historia del fútbol una selección femenina tan laureada como la estadounidense, campeona del mundo en 1991, 1999 y 2015. No hay tampoco una generación novicia que asome con la osadía y la pretensión española de equipararse con las más hercúleas en la próxima década.

Solo pide tiempo La Roja para la maduración de las exitosas camarillas que despertaron la admiración del mundo en edades tempranas, llegando a las finales de los últimos Mundiales sub-17 y sub-20, en 2018. Este lunes contará con 90 minutos -serán más con prórroga o penaltis- para contemplar de cerca el escudo que distingue a las mejores. Es el que aspira a portar en años venideros, si completa con fortuna su recorrido hacia la elite.

El camino a partir de los octavos de final es ya inexplorado para el grupo que en Francia dirige Jorge Vilda. Se ha adentrado por primera vez en las rondas eliminatorias de un Mundial absoluto, tras despedirse en la fase de grupos de la aventura vivida en Canadá, en el año 2015.

Las más jóvenes del cuadro norteamericano, en cambio, pisan las huellas que dejaron las históricas Michelle Akers, Mia Hamm y Abby Wambach, capaces de corroborar en diferentes momentos y en diferentes épocas la superioridad del bando estadounidense.

Coincidiendo con el vigésimo aniversario de la conquista de 1999, de hecho, las tiernas Rose Lavelle, Lindsey Horan o Mallory Pugh se mezclan con las veteranas Carli Lloyd, Kelley O'Hara o Megan Rapinoe para tratar de reeditar el triunfo logrado cuatro años atrás.

No contemplan otra cosa que no sea su progreso en el torneo después de batirse en Reims con La Roja. "Puede parecer arrogancia", asumió Jill Ellis, "pero es confianza".

Un discurso más rebajado ofreció Jorge Vilda en la antesala del embate ante las "favoritas". "Si solo vemos camisetas blancas, si no vemos nombres ni estrellas, podemos competir el partido", subrayó.

Ante el mayor desafío que les podría proponer el torneo, La Roja quiere responder con valentía y atrevimiento. Así es como ha planteado últimamente sus encuentros ante grandes rivales (léase Francia, Alemania o Inglaterra), aunque le sigue faltando esa gran victoria con la que ratificar sus progresos.

La gesta en el Estadio Auguste-Delaune de Reims se intuye, en todo caso, bastante improbable, dada la distancia que todavía separa a uno y otro conjunto. "España y Estados Unidos están en momentos diferentes de la historia", convino Jill Ellis.

Hay una notable diferencia técnica y física. Jorge Vilda, sin embargo, defendió que las suyas pueden "plantar cara" a las números uno. Lo hicieron el pasado mes de enero en Alicante, si bien las defensoras del título estaban iniciando su pretemporada. La selección española cedió entonces por un estrecho margen (0-1), merced a una veloz galopada de Christen Press en la segunda parte.

"El gol llegó en una transición por una pérdida en el centro del campo. Tenemos que minimizar esas pérdidas porque un equipo como el de Estados Unidos te puede penalizar mucho", recalcó Marta Torrejón, la jugadora que más partidos ha vestido La Roja.

"Sabemos el error que cometimos. Quizás este lunes pueda pasar algo diferente", deseó Irene Paredes, la segunda capitana del equipo. España quiere aferrarse a lo que parece imposible.