Mientras Marta Torrejón relataba ayer en rueda de prensa el recorrido del fútbol femenino español, a su izquierda Jorge Vilda, seleccionador nacional, asentía. Hablaba ella de un camino que "ha sido largo". Subía y bajaba él la cabeza. "El camino tampoco ha sido fácil", prosiguió la jugadora del Barcelona. La catalana es la futbolista que más veces ha vestido la camiseta de La Roja, con 88 partidos a cuestas.

Por eso, Marta era la más indicada para hablar de un Mundial que ha suscitado una expectación inédita: 135 países seguirán por televisión el desempeño de las 24 selecciones participantes. La FIFA pronostica la venta de un millón de entradas y una audiencia global de 1.000 millones de espectadores. "La verdad es que en todos estos años el fútbol femenino ha cambiado muchísimo", continuaba Marta Torrejón.

Las internacionales españolas abrieron los ojos hace justamente cuatro años, coincidiendo con su estreno en una cita mundialista. La experiencia de Canadá les permitió descubrir la realidad existente en otros países. "Vimos que otras federaciones estaban a años luz de la nuestra", rememoraba Priscila Borja. Fue allí donde se enteraron, por ejemplo, de que la FIFA "daba dinero a la federación para disputar un Mundial". Y fue allí donde se rebelaron contra el método del anterior seleccionador español, Ignacio Quereda.

Tiempo después, de la mano del técnico Jorge Vilda -ayudado en este Mundial por la asturiana Montse Tomé-, llegó la remodelación y el rejuvenecimiento. España es la tercera selección más joven del torneo, con una media de 25 años y 2 meses.