Sobrevivió. Llegó a meta exhausto, no sabe muy bien cómo, pero llegó. Marcelino Giráldez, que esta temporada se prepara para correr el año que viene la Titan Desert, ha resistido unas condiciones extremas en la cita cántabra, de 131 kilómetros con salida y meta en Cabezón de la Sal, que este año hizo honor a su nombre y resultó ser un auténtico infierno de frío y barro, lo que incluso obligó a la organización a variar el recorrido.

"Este año se corrió bajo un fuerte temporal de agua y frío, a bajas temperaturas y anulando el puerto de Ozcava por presencia de nieve", apunta el mosense. "Hubo mucha gente que ya no salió y mucha que abandonó por el camino", relata. Él, por suerte, sí pudo terminar, pero reconoce que lo pasó "muy mal". "Con tesón y mucha fuerza psicológica, logré conseguir la medalla finisher", dice con orgullo.

En total, necesitó 7 horas y 32 minutos, para completar un recorrido de 131 kilómetros, de "puro infierno cántabro": "Se me pasó mil veces por la cabeza abandonar, pero pensaba en todo el sacrificio, mío y de los que me rodean, para llegar ahí y conseguí un poquito más de fuerzas".

La que no pudo llegar a meta fue la también mosense Susana Alonso, que tuvo que retirarse al sentir los primeros síntomas de hipotermia a pesar de que que rodaba en primera posición.

Brandan Márquez también estuvo presente en la carrera y también consiguió alcanzar la meta.