El derbi gallego entre el Frigoríficos del Morrazo y el Teucro Pontevedra acabó ayer en lágrimas. Pero de signo bien distinto para cada uno de los dos equipos. Las de los cangueses eran de evidente felicidad porque la victoria sirve para certificar la permanencia un año más en Asobal, lo que bien puede considerarse un milagro teniendo en cuenta el modesto presupuesto del club. Las del Teucro, sin embargo, eran de decepción y tristeza porque el resultado les condena matemáticamente al descenso a la División de Honor Plata. Ayer era imposible la felicidad compartida: quedaba una plaza para el descenso y los únicos candidatos eran Cangas y Teucro. La alegría de unos implicaba la tristeza de los otros.

O Gatañal volvió a mostrar sus mejores galas, con los aficionados de ambos equipos dispuestos a disfrutar de un derbi que todos eran conscientes que tardará en volver a repetirse. Las gradas estaban llenas desde antes de lo habitual, con la Marea Azul marcando territorio de cara un partido definitivo. Eso sí, antes de arrancar el encuentro las aficiones de Cangas y Pontevedra se unieron para ponerse en pie y cantar juntas el himno de Galicia. Fue la única tregua porque a continuación comenzó un derbi bien distinto al de la primera vuelta. Esta vez fue un duelo lleno de alternancias, casi como una montaña rusa.

Un resultado que para el Frigoríficos significa la permanencia por séptimo temporada consecutiva y el próximo año cumplirá 20 en Asobal. En medio de los cánticos en honor al Frigoríficos también hubo tiempo para corear "Teucro, Teucro" y desear que los dos rivales y vecinos se vuelvan a encontrar pronto en Asobal.