La repentina aparición de Iago Aspas en el tramo final del encuentro, cuando ya nadie esperaba nada del Celta, sirve al talento moañés para certificar con un doblete y un magnífico segundo gol el hito de convertirse en el primero en encadenar tres trofeos Zarra en una temporada especialmente difícil para él por las malas prestaciones ofrecidas por el equipo y la necesidad de tener que rescatarlo volviendo de la peor lesión de su carrera. El moañés hace justicia a su gran temporada poniendo todo su talento al servicio del Celta para sacarlo una última vez de la miseria futbolística que habría dado con los huesos del equipo en Segunda. Felilzmente para el Celta, el genio de Moaña siempre aparece.