El joven delantero Waldo Rubio dio la victoria al Valladolid con un gol en el minuto 20, vital para las aspiraciones de los blanquivioleta, en un partido de absoluta entrega por parte de los locales, que acabaron sufriendo ante el arreón del Athletic en la segunda mitad.

Un partido a vida o muerte --Valladolid se jugaba gran parte de sus opciones de permanecer en la categoría y el Athletic un puesto en Europa- no podía empezar de otra manera que con intensidad; con un equipo vallisoletano totalmente enchufado. Fue el canterano Waldo el que inauguró el casillero del Valladolid, y el suyo particular con el primer equipo, con un potente disparo desde la frontal del área y después de una jugada individual que sorprendió a Herrerín y levantó a los aficionados de sus asientos.

La segunda mitad, comenzó bajo los mismos parámetros, con un Valladolid volcado en el área rojiblanca, y en el minuto 51 Ünal falló en el remate a pesar de estar solo delante del meta visitante.

San José replicó cabeceando un córner que salió rozando el poste izquierdo de la portería defendida por Masip. Entró así el partido en una fase de lucha más equilibrada por el control del balón y se perdió ritmo en el plano ofensivo.

La tensión iba aumentando, ya que el gol resultaba insuficiente para mantener la calma, ante un Athletic que buscaba pescar en río revuelto, ya que el juego se fue haciendo caótico, sin organización, y el miedo parecía irse adueñando de los jugadores locales.

El miedo se transformó en pánico cuando, en dos acciones consecutivas, el Athletic pudo empatar, aunque Masip realizó un paradón para detener el remate de Raúl García y, justo después, el poste repelió el disparo de Ibai, en el minuto 87, atrayendo todos los fantasmas del pasado al José Zorrilla.