La exatleta viguesa María José Martínez Patiño, asesora del COI en temas relacionados con el hiperandrogenismo, considera que el Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS) "ha perdido una oportunidad histórica" al rechazar la apelación de la sudafricana Caster Semenya contra la normativa de la IAAF en esta materia.

"No es una victoria de la IAAF, como se puede vender, porque el TAS reconoce que la normativa es discriminatoria, y de hecho sugiere, aunque no exige, a la IAAF que no la aplique o que tenga mucha precaución al aplicarla porque no hay evidencias científicas suficientes", declaró a EFE la antigua vallista gallega.

Tras considerar que "la realidad es que si Caster Semenya quiere competir tiene que rebajar sus niveles de testosterona", asegura que el TAS "ha perdido una oportunidad histórica de sentar un precedente para regular este tema desde el punto de vista ético y legal".

"Pero en este tema hay mucho recorrido", señaló. "Hay un grupo de investigación de Brighton que está trabajando con el apoyo del COI, analizando la influencia real de la testosterona en la gente intersexual y transgénero. El camino es apoyar estas investigaciones".

Martínez Patiño está convencida de que esta resolución "va a provocar más controversia", pero admite que "si esto va a deparar más apoyo para este tipo de investigaciones, bienvenido sea, pero hay que seguir avanzando y protegiendo la condición de intersexualidad de las deportistas y protegerlas del escarnio público".

"Esto ha sido una guerra de poder entre una deportista sudafricana, que yo estoy convencida de que si hubiera sido de otro país no hubiera habido caso, y la IAAF. Así como la india Dutee Chand ganó la apelación para competir, porque era de 400 metros, en este caso Caster ha perdido porque corre 800 y 1.500", precisó.

La exatleta española se pregunta: "¿La testosterona sólo influye en unas pruebas y en otras no? Eso no se lo cree nadie, ni la IAAF. Si influye, influye en todas. No se puede admitir que unas participen y otras no. No se debería permitir a nadie con niveles altos de testosterona, pero en todas las pruebas".

"Caster tiene que asumir la sentencia e intentar, con los niveles que le permitan, llegar lo más lejos que pueda, pero va a ser complicado. Ella sabe en el fondo que tiene ventaja con respecto a sus rivales, pero no más que una saltadora de altura de dos metros de estatura con respecto a otra que mide 1,80", concluyó.

La normativa aprobada por la IAAF que obliga a las atletas con hiperandrogenismo a medicarse para reducir sus niveles de testosterona entrará en vigor el próximo día 8 de mayo, una vez publicado este miércoles el fallo del Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS), que desestima la apelación de la atleta sudafricana Caster Semenya y de su federación nacional.

María José Martínez Patiño, investigadora de la Universidad de Vigo, fue la atleta que, por su caso de mutación genética, contribuyó a cambiar las normas sobre feminidad en el deporte. Hace 33 años protagonizó un caso que al cabo de una larga batalla personal acabó cambiando las reglas sobre controles de sexo en el deporte.

En 1985, durante la Universiada de Kobe (Japón), un control de sexo le detectó una alteración cromosómica, una mutación genética en el receptor de los andrógenos. De acuerdo con la normativa entonces vigente, estaba inhabilitada para competir. La Federación Española le aconsejó una discreta retirada para evitar el escándalo, pero ella se negó, desafió las normas, fue descalificada el 28 de enero de 1986 y emprendió una larga batalla legal que acabó ganando.

Con la ayuda de José María Odriozola, catedrático de bioquímica y a la sazón vicepresidente de la Federación Española (luego la presidió durante 28 años), Patiño demostró a la IAAF que su anormalidad genética no le otorgaba ninguna ventaja en competición. Si acaso, al contrario: "Aunque yo hubiera intentado doparme con testosterona no habría tenido efectos porque el receptor de los andrógenos no actúa. No hay respuesta del organismo".

El 14 de octubre de 1988, después de tres años de inactividad, fue rehabilitada por la IAAF y el presidente de la Comisión Médica, el sueco Arne Lundqvist, se disculpó con ella. Su caso contribuyó en forma decisiva a que en el año 2000 se suprimieran los controles de sexo en el deporte.