El Girona consiguió una victoria balsámica en Montilivi al imponerse al Sevilla por 1-0, con gol de Portu, con lo que sale de los puestos de descenso y lastra las opciones de Champions del cuadro de Joaquín Caparrós. Tras once encuentros sin ganar como local, el equipo de Eusebio Sacristán se hizo acreedor a un triunfo imprescindible que le coloca con dos puntos de ventaja respecto al Valladolid, que marca ahora el descenso.

Para el Sevilla, que sabía que uno de sus rivales por la máxima competición europea, el Valencia, había perdido, el choque de Girona fue otra estación más en su calvario lejos del Ramón Sánchez Pizjuán y no fue capaz ni siquiera de puntuar. Además, perdió para el choque ante el Leganés a Banega, su cerebro, por roja directa.

Conscientes de la necesidad de frenar la pésima racha que les martirizaba, los pupilos de Eusebio Sacristán, que el miércoles fue ratificado como entrenador del conjunto de Montilivi, fueron superiores al Sevilla desde el pitido inicial.

La exhibición de determinación del Girona se acentuó en la segunda mitad. Rebelándose contra la estadística que indica que ninguno de los equipos que a lo largo de la historia de LaLiga han encadenado más de diez partidos como local sin ganar han conseguido la permanencia, los rojiblancos continuaron persiguiendo el triunfo.

Estuvieron a punto de lograrlo por mediación de Marc Muniesa, que en el minuto 53 inquietó al arquero checo del Sevilla con un disparo ligeramente desviado. Y acabaron celebrándolo en el minuto 61, cuando Portu, incombustible, culminó una combinación con Cristhian Stuani. Es, apenas, el tercer triunfo de los rojiblancos como locales, pero les sirve para coger aire, para recuperar la confianza, la autoestima y la sonrisa.