El Liverpool sobrevivió al inicial empuje y entusiasmo que propuso el Oporto y salió vencedor en Do Dragao con los goles de su tridente formado por Sadio Mane, Mohamed Salah y Roberto Firmino y al que se sumó el central Virgil van Dijk, para pasar a la penúltima escala de la Liga de Campeones y desafiar al Barcelona, último obstáculo antes de la final del Wanda de Madrid.