El Pontevedra acabó con la racha de trece jornadas consecutivas sin conocer la derrota que mantenía el Coruxo desde aquel día de Reyes en donde caía ante la Cultural Leonesa. Y lo hizo ante un conjunto granate que fue superior desde el primer minuto de juego, que no le dio opciones y que se aleja de ese segundo objetivo de un puesto para la próxima edición de la Copa del Rey.

El comienzo de partido dejó ver los primeros avisos de por donde podía ir el último derbi de la temporada para los vigueses. El Pontevedra inició el encuentro mucho más enchufado que los de O Vao, presionando muy arriba, casi en la frontal del área, la salida de balón del Coruxo. Una situación que a los jugadores entrenados por Jacobo Montes no le gusta nada, pues sin la posesión de balón al equipo le cuesta mucho meterse en la pelea.

El Coruxo sufrió muchísimo en los primeros quince minutos de juego. Un cuarto de hora en donde el Pontevedra pudo haber dejado el partido visto para sentencia si no hubiera sido por Alberto. El guardameta vigués despejó un disparo de Kevin cuando le ganó la espalda a la defensa y se plantó solo ante él. Tres minutos más tarde, Alberto consigue detener una pena máxima y, posteriormente, un segundo remate nuevamente de Kevin. Pero la cosa no quedó ahí, pues cuatro minutos más tarde Pedro Vázquez recibe el balón en el punto de penalti, con Alberto fuera de su posición, y su disparo sale excesivamente alto ante el asombro generalizado.

Lo mejor que le podía pasar al equipo de O Vao en esos minutos era que el marcador no se hubiera movido, pues las ocasiones del Pontevedra fueron muy claras.

Pero las penalidades del Coruxo no se acabaron en un mal comienzo, ya que a los diez minutos perdía a Mateo Míguez por lesión. Una baja importante, que había que unir a la de Antón, dos jugadores de referencia de los vigueses esta temporada. El problema de Mateo todo apunta a que sufre una rotura muscular, y que podría haber dicho adiós a la temporada. Jacobo Montes, entrenador vigués, le dio entrada a Juampa Barros para colocarlo en banda, moviendo al centro del campo a Jacobo Trigo.

El equipo vigués tardó casi veinte minutos en dar señales de vida. Fue con un disparo lejano de Manu Justo, que Edu Sousa atrapó sin excesivos problemas.

El ritmo que le impuso el Pontevedra al partido fue tremendamente alto, y con el paso de los minutos lo fueron acusando, lo que le permitió al Coruxo tocar un poco más el balón, pero sin generar demasiado peligro ante la meta defendida por Edu.

El entrenador vigués deseaba la llegada del tiempo de descanso para intentar recomponer el equipo tal y como se estaba desarrollando el choque. Los dos conjuntos trataron de hacerse con el control del centro del campo tras el paso por el vestuario. El balón circulaba sin demasiado sentido de un lado hacia el otro, sin que nadie fuera capaz de dar dos pases seguidos. Una situación que no tenía prolongación hacia las áreas, permitiéndole a los dos guardametas ser unos meros espectadores.

El Pontevedra rompió la igualdad inicial a poco menos de media hora para la conclusión, cuando un centro desde la derecha es rematado por Javi Pazos al fondo de la mallas. Un gol que le valía a los granates meterse en puestos de promoción de ascenso.

Jacobo Montes movió el banquillo con la entrada de Barril y Silva, pero ayer no era el día del Coruxo. El Pontevedra tenía el partido donde quería, con ventaja en el marcador y dejándole al equipo local el balón para tratar de sentenciar el encuentro en una contra. Los minutos finales se hicieron largos para el Pontevedra ante un Coruxo que ponía toda la carne en el asador para lograr el empate, pero el equipo entrenado por Luismi estaba muy centrado y no dio opciones para cambiar el resultado.