La primera edición del maratón de la Vig-Bay ha prendido una semilla que los atletas desean que acabe germinando para que el evento no se quede en algo excepcional. Al cruzar la meta el domingo en Baiona todos pedían que no haya que esperar otros 20 años para que se vuelva dar la oportunidad a los participantes de completar los 42 kilómetros y 195 metros que en esta primera edición consiguieron finalizar un total de 1.080 deportistas.

La cifra es significativa, ya que en un ránking improvisando, tomando como referencia este dato y el de los finishers de los principales maratones de España del año pasado, el de la Vig-Bay alcanzaría la séptima posición en cuanto a atletas que han logrado llegar a la meta.

En pleno proceso de reflexión y balance, este dato podría ser significativo a la hora de que la organización valore dar continuidad al maratón en la Vig-Bay, algo que requiere un esfuerzo titánico en cuanto a logística tanto el día de la prueba como en los meses previos.

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Ni siquiera la dureza de un circuito 'rompepiernas', como muchos advertían los días previos al maratón, hizo que el número de abandonos fuese significativo, algo que señala de forma directa al mimo organizativo, a los avituallamientos inmaculados e, incluso, a la benevolencia este año del tiempo, que concedió una tregua para no incrementar el sufrimiento de los participantes con lluvia o viento excesivos.

Así, el año pasado el de Valencia se consolidaba como el maratón con más llegados a meta, con más de 19.000 finishers, seguido por el de Barcelona, 13.500; Sevilla, casi 9.500; Madrid, 8.827; Málaga, 2.400; y San Sebastián, 2.343. Con 1.080, el de Vigo estaría en una meritoria séptima posición teniendo en cuenta el circuito y el volumen de población en Vigo y alrededores. Además, superaría con creces al maratón de A Coruña, que el año pasado contó con 655 finishers y cuya edición de 2019 será el próximo domingo, de forma conjunta con el Campeonato de Galicia, con un total de 639 inscritos.