"Diez años después de ganar el medio maratón he podido ganar el primer maratón de la Vig-Bay y para mí es un orgullo", decía Elías Domínguez al llegar a Baiona. "Esta es una carrera a la que le tengo un cariño muy especial y detrás de esta victoria hay mucha gente detrás: Manu, Jorge Torres?, que hacen un trabajo impresionante, y les dedico este triunfo a ellos y a mis padres, a mis hermanos y a mi mujer, por supuesto", añadía.

Pero también tenía palabras de cariño y admiración para Rubén Pereira. "Hicimos toda la preparación para este maratón juntos. Sabíamos el ritmo que podíamos tener; la carrera fue lenta pero estábamos preparados para correr un poco más", apunta. "Habíamos hecho juntos toda la preparación y por eso me hace mucha más ilusión estar los dos en el podio porque fue un trabajo duro, complicado. No es igual que un medio maratón. Hay tensión, muchos kilómetros acumulados, meses de entrenamientos; pero la verdad es que la planificación ha sido perfecta. Llegamos bien al día y tuvimos la suerte de que no llovió y no hizo mucho viento y esto muy orgulloso de compartir este podio con Rubén", insiste emocionado.

Bajo la tutela de Carlos Landín, ambos, amigos y rivales, prepararon con mimo la carrera en una edición tan especial. "No solo son los kilómetros, sino las intensidades", matiza. Para Elías Domínguez, "el circuito es válido, cumple la distancia, se puede hacer un buen maratón, pero no un maratón de grandes marcas", subraya. En cuanta a la organización, destaca que "todo lo que se refiere a avituallamientos ha sido perfecto. A Rubén y a mí nos cuidaron muchísimo, siempre pendientes de nosotros y creo que éste puede ser un circuito para un maratón bonito". Domínguez rememoraba en meta la emoción que sintió en el paso por el kilómetro 21, en Samil. "Se me pusieron los pelos de punta", confiesa.

En cuanto a la estrategia de carrera, Elías Domínguez indicó "a Rubén lo conozco, pero al portugués no. En el kilómetro 25 pegué un pequeño cambio para ver cómo respondía y ya vi que no tenía otro ritmo. Ahí ya me planteé no desgastar demasiado para llegar bien al final, donde sabía que lo iba a tener complicado porque al entrenar juntos Rubén y yo tenemos casi las mismas cualidades. Él es muy duro en el esprint pero sabía que por lo menos la primera o la segunda plaza estaba asegurada", desvela.

Pese a sus molestias en el isquio, apunta que superó la carrera sin momentos de crisis. "He sufrido más a veces en algún entrenamiento con Rubén que hoy (por ayer). La gente cree que solo es correr pero entrenar se pasa mal y es duro", zanja.