"Tengo el corazón gallego porque mi mujer es de Ourense", proclama Manuel Casas, nacido en Castellón pero residente en Madrid. "Cuando paso el Padornelo me emociono", dice por su devoción a Galicia, a sus paisajes, su gastronomía. Mañana tomara la salida del que será su maratón número 115. El 114 lo acabó hace quince días en Arganda del Rey.

Manuel Casas es director comercial de una empresa sueca de iluminación, Fagerhult, y uno de su clientes principales es Inditex. "Voy a Galicia a menudo porque tenemos una sede en Arteixo", cuenta el maratoniano, que apunta que la de mañana será su primera participación en la Vig-Bay. Hace un par de años, eso sí, corrió el Medio Maratón de Vigo. Vino con sus compañeros de empresa porque el running es una actividad que se fomenta en su ámbito laboral. "Hay mucha gente joven y motivada y hacemos actividades y en una de ellas vinimos a Vigo. Corrimos todas las modalidades y fue una jornada de diez", explica.

Si todo sale según lo previsto, el de mañana sera su maratón número 114. "Por ahora son 114, porque en el maratón nunca sabes lo que te va a pasar, pero todo indica que va a ir bien", dice con optimismo. Manuel Casas, el mediano de tres hermanos, descubrió el atletismo gracias a su padre. "Él empezó a una edad tardía a correr y lo acompañábamos y mi primer maratón, en Madrid, fue cuando cumplí 18 años; es quizá uno de los mejores recuerdos que tengo porque entré en meta con mi padre", dice. A partir de ahí, "todos los años hacíamos uno o dos maratones y desde hace ocho o diez años he incrementado el ritmo y he empezado a salir al extranjero".

Padre de tres hijos, trata de conciliar su pasión por el atletismo con su familia. "Intentamos que sea una actividad no solo deportiva sino lúdica para todos. De este modo, ha corrido ya los six majors (Nueva York, Chicago, Boston, Londres, Berlín y Tokio) y guarda muy buen recuerdo del primero de Nueva York, hace diez años. "Fue justo después de casarme. De hecho, retrasamos la luna de miel un par de semanas por correr allí", apunta. Diez años después volvió a correrlo porque es un maratón con una carga emocional importante para él. "Ese primero de Nueva York sí que fue especial, después de la boda, y también por temas personales ya que mi mujer superó una enfermedad complicada, aunque ahora la verdad nos va todo de cara", añade.

Descubrió que la Vig-Bay planeaba un maratón cuando se encontraba en Atenas, para correr su maratón número 100. "Es otra de las carreras de las que guardo un gran recuerdo porque fue en el circuito original del maratón y es algo brutal", explica. Allí conoció a Rodrigo, un vigués que le anunció que la Vig-Bay duplicaría sus kilómetros este año. "No me cuesta nada venir a Galicia, así que esa era una razón más para estar ahí el domingo". Vendrá con la familia: "Tengo la suerte de que mi mujer me acompaña siempre y seguro que ella estará ahí en el kilómetro 42 una vez más esperándome".

Hace solo 15 días corrió el Maratón Vías Verdes de Arganda del Rey. "Tengo molestias en las piernas, pero lo que no tengo es miedo. Conozco Vigo, Nigrán y Baiona, es un sitio maravilloso y el paisaje va a compensa cualquier cuesta que pueda haber en el recorrido", añade.

"De todos modos, en el maratón, lo que cuenta es esa sensación de que cuando ya ves que no puedes más, ese sufrimiento, esa psicología de no rendirse, de esforzarse, y es una vivencia increíble. Por eso igual corro tanto. Te hace sentir muy afortunado cuando llegas a la meta. Es una droga que, para mi entender, es muy sana y da vida", sostiene.

Normalmente Manuel Casas suele bajar de las tres horas, pero está convencido de que su mejor maratón "aún está por llegar".

El mejor, hasta ahora, fue en Zaragoza, en 2008, donde marcó un registro de 2.47:29. "Estoy convencido de que es una marca que voy a bajar. Hace muy poco en Valencia hice 2.49 y confío estar por 2:45 pronto".

Aunque anuncian lluvias para el domingo, Manuel Casas está encantado de venir a correr a Vigo: "Es Galicia y forma parte de su encanto".