La prueba tendrá en su vigésima edición un padrino de excepción, el vigués Carlos Pérez, que fue olímpico en tres ocasiones, en Roma 1960 (10.000 metros), México 1968 (maratón) y Múnich 1972 (maratón). Siempre cercano a la organización, asesorando y aconsejando, este año será especial también para él. Apadrinará la distancia de 42,195 kilómetros de una distancia en la que, precisamente, se proclamó campeón de España en Vigo en 1968. Para él, es un cariño tras su título nacional en la distancia hace 51 años. "Es en recuerdo de que en el año 68 se hizo en Vigo un campeonato de España. Gané yo con una marca considerable de 2:18, aunque llegué a tener mejores tiempos", rememora: "Parece que fue ayer y ha pasado ya medio siglo".

Antes del nacimiento de la Vig-Bay, el propio Carlos Pérez propuso hacer una carrera que fuera un año Vigo-Baiona-Vigo y al año siguiente a la inversa. No prosperó hasta que Eduardo Vieira dio el paso.

"El maratón es una prueba que nada tiene que ver con las populares que se organizan casi cada fin de semana por la zona", puntualiza. "El maratón es una prueba de 42 kilómetros y 195 metros, una medida exacta que se instituyó en los Juegos Olímpicos de Londres de 1908", explica. Por aquel entonces, la reina, sin quererlo, estableció esta distancia porque era la que separaba la ciudad inglesa de Windsor del estadio White City, en Londres. Los dos mil ciento noventa y cinco metros fueron añadidos al inicio, para que la salida fuese frente al balcón real del Palacio de Windsor. La distancia quedó establecida definitivamente como única oficial.

"Hay muchas anécdotas alrededor de la prueba, sobre los vencedores olímpicos, los que no vencieron, los que abandonaron", subraya. Para él es apasionante incluso el origen de una prueba que en castellano insiste en que debería llamarse "la carrera del hinojo", ya que en griego hinojo se dice ' marathon'. Carlos Pérez se remonta incluso a Filípides. "En los primeros Juegos modernos quisieron rememorar aquella epopeya", dice.

Sobre la cita que apadrina dice que "no es lo mimso correr un medio maratón en Guadalajara, Toledo o Palencia a correrla en Vigo". Ahora apadrina una carrera que cumple con un sueño que él tuvo hace años, confiesa orgulloso de haber sido del primer entrenador de Elías Domínquez, al que sueña con ver en el podio del maratón el domingo.