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Frialdad homologada

La controversia sobre el maratón retrata el alejamiento de Federación Gallega y Vig-Bay

Salida de la Vig-Bay en 2018. // Alba Villar

La Federación Gallega de Atletismo ha considerado necesario aclarar que el maratón de la Vig-Bay no dispone de homologación oficial. A la organización de la carrera le parece una reacción superflua, toda vez que en sus bases de inscripción no figura tal homologación. De fondo, la fría relación entre el organismo federativo y una de las pruebas más multitudinarias y prestigiosas de la comunidad.

La Vig-Bay alcanza su vigésima edición, que se disputará el 7 de abril. Con motivo de tal cifra, la organización ha diversificado su oferta. Al media maratón habitual añaden de manera puntual un maratón completo. El recorrido, también con salida en Samil y meta en la baionesa calle Elduayen, se ha diseñado y medido de forma estricta por expertos en la materia. Pero aunque de 42 kilómetros y 195 metros, se exige una homologación federativa para que la marca de los atletas tenga validez oficial.

La organización de la Vig-Bay se puso en contacto telefónico con la Federación Española el 7 de septiembre y ese mismo día, como se le requirió, envió un correo electrónico a Juan Jesús Morcillo, técnico de cronometraje del Comité Nacional de Jueces. Pocos días después, cuando un usuario preguntó si el maratón estaría homologado, la organización contestó: "La homologación está solicitada a la Federación Española de Atletismo desde el 7 de septiembre". La Vig-Bay nunca obtuvo respuesta y decidió desistir de este proceso, que no se ha vuelto a tratar más que en conversaciones particulares. Cuando en octubre se abrió la inscripción, en sus bases no figuraba que el maratón estuviese homologado -sí el media maratón, que conserva el beneplácito obtenido hace años-.

Ayer la Federación Gallega de Atletismo emitió una "nota aclaratoria", en la que indican: "Ante as insistentes preguntas formuladas nos últimos días da homologación do circuito da "Maratón" Vig-Bay, infórmase que na Federación Galega de Atletismo, único órgano con capacidade para cursar os trámites ante a RFEA, non se recibiu ningunha pertición por parte do organizador. En consecuencia, os rexistros acadados polos atletas non teñen validez federativa, ni para ranking, nin para récords, nin para acadar mínimas para ningún campionato, por non ser unha proba oficial do calendario RFEA nin FGA; por non estar controlada polo Comité Galego de Xuices e tampouco por non ter o circuito homologado".

En otros comentarios, la Federación Gallega entiende que cualquier organizador sabe que los trámites de homologación están transferidos a las administraciones autonómicas. Y señala: "Dende a FGA anímase á poboación a correr nas distintas probas galegas, federadas ou non, advertindo ós/ás corredores/as que se preocupen de recibir unha información veraz por parte dos organizadores".

La organización de la Vig-Bay entiende que en sus bases siempre quedó clara la situación del maratón. Más allá de la sorpresa por el contenido y el tono del comunicado, prefieren mantenerse al margen de una controversia que retrata el alejamiento entre la carrera y la Federación Gallega.

El divorcio, de hecho, ya se produjo en 2014 a causa de la descalificación masiva de corredores por parte de los jueces federativos y las trabas para la participación de extranjeros. Criterios que la organización consideraba absurdamente estrictos para una prueba principalmente enfocada hacia los atletas populares -de hecho, la falta de homologación afecta a los atletas federados, un porcentaje pequeño-. La Vig-Bay decidió además no abonar la licencia de día, ya que disponía de su propia cobertura de accidentes, y quedó excluida del calendario oficial de la Federación Gallega.

Desde entonces Vig-Bay y Federación Gallega transitan sus propios caminos. La Federación Gallega, en cambio, sí participa de manera activa en el Maratón Coruña42, que tiene la consideración de Campeonato Gallego de la distancia y se disputa el 14 de abril, una semana más tarde que la Vig-Bay. La coincidencia con la cita sureña ha afectado a la norteña. Mientras la Vig-Bay ya tiene 1.250 inscritos en su maratón (y alrededor de 4.600 en el medio), por encima del tope inicial, el maratón herculino registra de momento alrededor de 200 participantes, a pesar de que los técnicos consideran que el circuito coruñés tiene menor dificultad orográfica.

Estos problemas con la cita más emblemática del calendario deportivo vigués, aunque independientes en su desarrollo, contribuyen a la convulsa situación federativa en Vigo; concretamente desde que en 2015 el Concello de Vigo recuperó la gestión de las pistas de Balaídos y le arrebató a la Federación Gallega la organización de las carreras de San Xoán y O Pavo.

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