Más que el mejor, Stanislav Lobotka fue el menos malo de un partido que deja malas vibraciones y la enésima sensación de oportunidad perdida de puntuar en un campo que normalmente está vedado frente a un rival en evidente baja forma. El internacional eslovaco aportó algo de luz en la elaboración del juego, con criterio en el pase y buenas conducciones de pelota para superar la presión del rival que se fueron diluyendo con el paso de los minutos y desaparecieron en el segundo tiempo, en cuanto el Madrid dio un paso al frente y el Celta replegó velas para atrincherarse junto a Rubén. Necesita más continuidad en el rendimiento para parecerse al Lobotka de la pasada temporada.