El filial céltico vio cómo una gran jugada personal de Pedro Vázquez culminada con un preciso disparo de Borja Domínguez, dos de los muchos jugadores con pasado celeste actualmente en las filas del Pontevedra, rompía su positiva racha de cuatro encuentros sin conocer la derrota y frenaba momentáneamente su escalada en la tabla clasificatoria hacia posiciones más tranquilas. Antes, los vigueses habían sufrido ante un rival muy bien colocado sobre el césped de Barreiro, concediendo contadas ocasiones a los locales y llevando el peso del partido. Aún así, los pupilos de Rubén Albés dispusieron de una clara ocasión de Apeh en la primera parte y una última acción en la que Edu evitó el tanto con dos prodigiosas intervenciones ante Pampín y Pastrana para haber rescatado al menos un punto.

Todo eso en un choque que también tuvo su dosis de polémica con una más que posible mano de Romay dentro de su propia área que el árbitro señaló. Pero ante la sorpresa de todos decidió sacar la infracción fuera del área y no castigarla con penalti. Y en el que Ibán Salvador fue protagonista también sin desearlo ya que tras lo sucedido la pasada jornada en Bouzas y las posteriores declaraciones de técnico y presidente aurinegros, todos, rivales, aficionados e incluso árbitro, siguieron con lupa su actuación.

De inicio, Rubén Albés realizó una sutil modificación respecto a sus últimas alineaciones como local, reforzando su mediocampo con la presencia de Rai para acompañar a Dani Molina y Alberto Solís, con Bermejo escorado a la izquierda pero con total libertad al igual que Iban Salvador para formar pareja ofensiva con Apeh.

Sin embargo, muy pronto quedó claro que el Celta B no estaba tan lúcido con el balón como en citas anteriores, bien por demérito propio o bien por acierto de un rival que mostraba los argumentos con los que pretende pelear por colarse en la fase de ascenso. Porque el Pontevedra quiso el balón desde el primer instante y durante los primeros veinte minutos maniató al filial céltico disponiendo incluso de tres buenas oportunidades para inaugurar el marcador. Pero Pedro Vázquez en el minuto 5 y Borja Domínguez diez más tarde dispararon alto mientras que Kevin también rozó el gol instantes después en una acción ensayada en un saque de esquina.

Pese a todo, la oportunidad más clara de los cuarenta y cinco minutos iniciales fue para los locales. Apeh lució su potencia para aguantar la embestida de David Castro y plantarse solo ante Edu pero, ligeramente escorado a la derecha, remató demasiado cruzado.

La acción sirvió para despertar a un Celta B que, a la media hora de juego, veía cómo llegaba la acción polémica del choque. Fue en un centro de Solís que tocó en la mano de Romay, aparentemente dentro de su propia área. Tras unos instantes de duda, el árbitro señaló la infracción pero ante la sorpresa de todos no decretó penalti y ordenó que se sacase la falta fuera del área. La jugada acabaría con un cabezazo de Juan Ros que se marchó fuera por muy poco y que supuso en la práctica el cierre de las acciones ofensivas en la primera mitad.

La reanudación del encuentro tras el intermedio mostró a un filial céltico que, sin dominar el balón ni el partido, inquietaba a los visitantes. Bermejo disparaba alto y, al cuarto de hora, Apeh, tras controlar bien un centro de Molina y realizar un buen recorte, también remataba por encima del larguero.

Pero cuando el conjunto de Rubén Albés parecía encontrarse cómodo, apareció Pedro Vázquez. Una gran acción individual suya en banda derecha le permitió encontrar a Borja Domínguez. Y este tuvo el tiempo y la calma suficientes para controlar, apuntar y sacar un disparo raso ajustado a la base del poste ante el que nada pudo hacer Iván Villar.

El Celta B acusó el gol recibido y estuvo muchos minutos a merced de un Pontevedra que pudo aumentar su ventaja en dos acciones consecutivas. Primero, en un tiro de Kevin que Romay desvió ligeramente fuera y después en una gran acción entre el propio Romay y Pedro Vázquez, quien cedió de cabeza para que Álvaro Bustos rematase al larguero.

Los visitantes no cerraron el encuentro y dejaron abierta una puerta que casi aprovechan los locales en el descuento, en un balón interior para Pampín, que en su remate se encontró con una gran parada de Edu, inmenso para evitar el segundo intento, ahora de Pastrana, asegurando el triunfo pontevedrés.