España hizo historia ayer domingo y se proclamó campeona de Europa de fútbol sala con una contundente victoria (0-4) ante Portugal, anfitriona del primer torneo continental femenino de este deporte. En el equipo español participaron tres gallegas: La pontevedresa Silvia Aguete, portera del Poio Pescamar; la coruñesa Lucía Gómez, del Ourense Envialia; y la ourensana Vanessa Sotelo, del Alcorcón, que anotó el cuarto tanto y fue elegida mejor jugadora del campeonato.

De inicio, Portugal tenía claro que si quería ganar a España tenía que presionar muy arriba e impedir que las españolas salieran con el balón jugado.

Pero su disposición táctica se le vino abajo cuando a los tres minutos y medio Mayte anotó el primer tanto. Se desató la locura en el banquillo español que lidera Claudia Pons.

El siguiente jarro de agua fría para las lusas llegó en el minuto 6, cuando la capitana, Ana Luján, muy inspirada durante todo el encuentro, marcó el segundo. Puño arriba para celebrarlo con los 300 aficionados -la mayoría gallegos- que se dejaban oír en el lateral derecho del pabellón de Gondomar.

En el minuto 10, una falta peligrosa a favor de las españolas la transformó la gaditana Amelia Romero en un soberbio gol.

A partir de ese momento, España fue algo más conservadora, sin perder nunca la línea defensiva, a pesar del tremendo empuje de las portuguesas, animadas por la afición al grito de "Portugal, Portugal".

Los peores minutos para el combinado español fueron del 28 al 30, con sendas ocasiones para Portugal que las defensoras españolas, primero Vanessa Sotelo y luego Isa García, contrarrestaron en la misma línea de gol.

Mención especial merece Isa García, una poderosa cierre que logró anular a Janice Silva o cualquier internada de la número 3 del mundo, Fifo.

La portera, la gallega Silvia Aguete, también derrochó experiencia con una concentración absoluta e intervenciones de mucho peso que desbarataron ocasiones cantadas de gol.

A falta de 4 minutos, la locura llegó para las españolas cuando Vanessa Sotelo firmó el 0-4, en una acción en la que las portuguesas afrontaron la jugada con portera-jugadora y la gallega culminó un contraataque en el que se encontró sin la guardameta rival en su sitio.

Empezaron los gritos de olé, olé, contrarrestados por los pitidos de la afición portuguesa, y el partido se puso demasiado bronco ante la impotencia de las locales.

Las internacionales españolas hicieron historia, se proclamaron campeonas de la primera Eurocopa femenina de fútbol sala en casa del equipo anfitrión.