Una exhibición de paradas en el segundo tiempo de Tiago Mendes, 'Guitta', frustraron a España, doblegado en parte por la eficacia en ataque de Brasil, pero sobre todo por las intervenciones del guardameta, un muro prácticamente insuperable con el que chocó una y otra vez y que marcó la diferencia en el duelo.

No hay amistosos entre España y Brasil. La tensión es persistente, la intensidad es irrenunciable y la competitividad está fuera de toda duda, por mucho que no haya en juego ni un título ni una final o nada tangible para su impresionante palmarés, con siete Mundiales entre las dos, aunque el último fuera para Argentina.

El 'desafío', el sobrenombre para el doble 'amistoso' entre ambos, que comenzó con el 2-2 del domingo en Cáceres, lo demostró desde el primer momento. En unos segundos, el primer encontronazo, de Daniel y Sergio Lozano. Hubo unos cuantos más.

La ambición de España y Brasil no admite términos medios. Ni siquiera en un encuentro ajeno a la competición oficial.

Mientras Guitta contenía con algunas paradas cada ocasión española, la primera doble ante Raúl Campos, Brasil confirmó su efectividad. En medio del cambio en bloque que diseñó Fede Vidal, la estrategia a balón parado desniveló el duelo en apenas tres minutos, en la primera oportunidad brasileña: la volea que transformó Gadeia.

El primer golpe fue brasileño; el segundo, 14 minutos después, también, con el 0-2 de Daniel, que empujó la volea desde la banda derecha de Rodrigo; y el tercero... también: un golazo de Pito, que sorteó con suavidad, con un balón picado precioso y sutil la salida de Juanjo en un contragolpe lanzado por Daniel (0-3, m. 18).

No desistió España, insistente en el segundo tiempo, la fase más comprometida por momentos, aún con el 0-3, para la selección brasileña, que se encomendó entonces a Guitta. El portero visitante desplegó todos los recursos, multiplicó sus estadísticas, voló para repeler sendos tiros de Rául Campos y Sergio Lozano y lo paró todo... hasta que Bebe conectó con la derecha el 1-3 en el marcador.