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Tres mil puntos de solidaridad

Germán: "Cambiaría lo que he anotado por que Ainhoa y Tamara estuviesen sanas"

Itziar Germán entra a canasta en Navia ante el Añares. // R. Grobas

"Nunca he sido una jugadora anotadora, sino de equipo. Esto es anecdótico. En cada partido se requiere una cosa diferente de mí. Es lo que más me gusta. Anotar queda en último plano. Si se necesita, lo hago.Alcanzo los 3.000 puntos porque llevo muchos años jugando", reflexiona Germán sobre este jalón en su carrera, que Nano Ameneiro publicita en los medios del club. La valenciana debutó como profesional en las filas del Yaya María lucense en la temporada 2004-2005. Vive su decimoquinta temporada entre Liga Femenina 1 y 2. Sus hogares han sido Lugo (04-06 y 07-08), Burgos (06-07), Badajoz (08-09), Santiago (09-10), Huelva (10-16), Bembibre (16-17) y al fin Vigo en los dos últimos ejercicios. Una lesión de menisco cuando jugaba en el Conquense onubense, de la que se recuperó en un mes, es la convalecencia más prolongada que recuerda. Cumplió 33 años el pasado 30 de enero y no se fija una fecha concreta de caducidad.

"Quiero ser madre algún día. Hay que planificar un poco. Cuando tienes 33 años debes ir viendo lo que quieres y lo que no", reflexiona. "Ojalá siga muchos años jugando. Eso significaría que me encuentro perfectamente y que mi cuerpo lo aguanta. No tengo nada concretado. Mi cuerpo y mi cabeza mandan. Tendré que dejarlo en el momento en que no sienta las mariposillas en el estómago cuando tenga un balón en las manos. Y de momento las noto".

De hecho, flirteó con la decepción y fue el Celta el que la rescató. "Tuve una salida del Conquero un poco mala después de estar mucho tiempo allí. En Bembibre viví una temporada extraña. El Celta me ha devuelto las ganas de seguir trabajando duro y practicar este maravilloso deporte. Se me ha dibujado de nuevo una sonrisa en mi cara. Sonrío y no solo con la cara, sino con el alma".

Son las lesiones de sus compañeras las que empañan esa felicidad. "Cambiaría esos 3.000 puntos por que mis compañeras estuvieran sanas y pudiesen disfrutar de una temporada que está siendo mágica", asegura. Al Celta se le rasgan las rodillas. Lacorzana se rompió el ligamento cruzado. Elo Edeferioka acaba de reaparecer tras lastimarse el lateral interno. Hoy se conocerá el resultado de la resonancia practicada a Tamara Montero, de quien se sospecha también la rotura del cruzado. "Espero que no sea nada, pero le miré a la cara..", tiembla Itziar. "Fue una gran victoria ante Ibaizabal y se nos quedó un sabor de boca muy amargo".

Sin Lacorzana y Tamara, escoltas y bases alternativas, a la polivalente Germán -promedios de 7,8 puntos, 5,8 rebotes y 2,9 asistencias- le toca mudarse al perímetro. Lo asume: "Cuando ha faltado Elo he tenido que jugar más interior y ahora ayudaré en el exterior. Haré lo que me manden. A ver si viene algún refuerzo; si no, las que somos tendremos que echar hacia delante como sea".

El Celta, único equipo invicto de todas las competiciones baloncestísticas nacionales femeninas y masculinas, con sus 16 triunfos, tiene prácticamente garantizada su presencia en la fase de ascenso. Germán recomienda no saltarse los pasos del proceso diseñado para alcanzar el ascenso: "De ahora a la fase falta mucho. Nos queda mucho camino de crecimiento. Espero que lleguemos en nuestro mejor momento como equipo, conociéndonos muy bien y sabiendo qué hacer a la perfección. Este equipo no ha llegado a su techo. Estamos en el comienzo".

Pero la veterana, aunque sabia y paciente, admite un desasosiego interior. Se lesionó en el tercer partido de la fase del año pasado, disputada en su Valencia natal, cuando la clasificación para la final contra las anfitrionas ya se había asegurado. Apenas pudo colaborar en el choque decisivo, que las celestes perdieron por una canasta. "Le doy vueltas continuamente. Me siento mal, culpable, por hacerme daño en un momento en el que no tenía que hacerme daño. Perder nos dolió a todas pero a mí especialmente. Había estado bien toda la temporada y me lastimé en un partido sin relevancia. Aguanto mucho el dolor pero eso no lo pude aguantar. El pensamiento de lo que podría haber sido siempre me ronda la cabeza", confiesa y sueña con una pronta revancha: "Ojalá pueda quitármelo pero no por mí sino por todos, por mis compañeras, el cuerpo técnico y el club".

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