Derrota digna del Kaleido, incluso satisfactoria en muchos sentidos, y a la vez terrible. El XV del Olivo le plantó cara al líder Bathco, que tras sus dos derrotas iniciales había encadenado catorce triunfos. Adrián Lago ha asentado su fórmula ideal. La escuadra estuvo seria y consistente hasta que Brizuela quedó tendido sobre el césped embarrado de As Lagoas. El delantero argentino fue retirado en camilla y ayer quedó hospitalizado. Se sospecha una grave lesión de rodilla.

El Bathco, que compite con el Getxo por el primer puesto, se está mostrando intratable en esta fase de la competición. En As Lagoas se presentó tras haber ganado sus últimos tres partidos sin encajar un solo punto (52-0 al Eibar, 0-45 a El Salvador, 62-0 al Uribealdea). El capitán olívico, Tito, les rompió la racha en el minuto 9. El Kaleido al fin responde al modelo diseñado por Lago. Es un equipo compacto, áspero en las fases de conquista y que limita sus errores. Al Bathco le costó hincarle el diente (7-13 al descanso).

El técnico local ha asentado a ciertas piezas en sus puestos naturales (Tatafu está más cómodo como ocho y Uru se despliega como zaguero) y ha reubicado a otras (De Cabo y Barandiaran como sociedad creativa). La mezcla funciona sobre varios elementos indispensables. Brizuela, de apariencia tosca en el juego dinámico, es pilar por demarcación y metáfora en la melé. El XV del Olivo mantuvo su empuje, bordeando incluso el segundo ensayo, hasta que el argentino se lesionó. Codo y especialmente rodilla son las zonas afectadas. Podría haberse roto el ligamento cruzado. Hoy le harán una resonancia.

Su ausencia agrietó a los locales, seguramente afectados en su ánimo, y el Bathco ganó con alivio. La lesión de Brizuela es de efecto profundo: complica la tarea de la permanencia. El Kaleido, otra vez penúltimo tras la victoria de El Salvador, dependerá más que nunca de su fuerza como grupo.