Partido Valencia Féminas-EDF Logroño en el Estadio Antonio Puchades, de la Ciudad Deportiva de Paterna. La arousana Mari Paz ha culminado en el minuto 73 la remontada (2-1). Las locales defienden su ventaja hasta la prolongación. Óscar Suárez quiere entretener el reloj. En el 92 ordena a una de sus jugadoras que entre por Sandra. Difícilmente habrá otra futbolista más contenta con ese desempeño. Anair Lomba, Lombi para el siglo, corretea y presiona lo poco que resta. Suena el silbato y la victoria es doble. El Valencia logra una victoria que le era esquiva desde hace casi dos meses; Lombi deja atrás la tercera convalecencia larga de su carrera.

"Yo estaba muy tranquila y muy concentrada en el partido. Fuese lo que fuese, y el entrenador me lo dijo antes de salir, tenía que ayudar, sumar", recuerda la guardesa sobre esos instantes tan gozosos como breves. "Después de tanto tiempo sin poder jugar, uno o dos minutos eran un regalo. Así que me lo tomé como tal y disfruté muchísimo".

Lombi se rompió el ligamento cruzado de la rodilla derecha con 18 años, cuando militaba en El Olivo, y el de la rodilla izquierda con 27, en diciembre de 2016, militando en el Espanyol. Por el Valencia fichó en verano de 2017 y rindió de manera satisfactoria al punto de renovar hasta junio de 2019. Concluyó la campaña con algunas molestias en la rodilla izquierda y en junio, mientras preparaba las vacaciones, se sometió a una resonancia. No se esperaba el diagnóstico. Había que intervenir de nuevo para reforzar el cruzado.

"Desde el principio me he sentido muy fuerte. Todo ha sido muy rápido", asegura. "Era una lesión que nadie se esperaba. No sé si no fui consciente de lo que era esta vez o por la madurez con respecto a ocasiones anteriores, pero me hizo vivirlo de otra manera. Los primeros meses los llevé muy bien. Me sorprendí a mí misma. Sí se me ha hecho largo este último mes, en el que ya te ves cerca".

Lombi, que recibió el alta a finales de diciembre, ha sufrido especialmente por la marcha de su equipo. El Valencia, quinto la pasada temporada, ha llegado a bordear los puestos de descenso. "Se han ido unas jugadoras, han venido otras, el entrenador tiene una idea de juego diferente, las lesiones nos afectan... Todo influye", indica Lombi, con tres compañeras con las rodillas maltrechas (Nicart, Cubedo, Beristain). "Pero el problema real que estamos teniendo es mental. Las cosas no salían. Era mucho tiempo sin ganar, en una dinámica muy mala. Cuando no puedes ayudar como te gustaría, se sufre más. Gracias a Dios se ha acabado este proceso y ahora me toca sumar", agradece y describe el estado del vestuario el domingo: "Las caras ya eran totalmente diferentes. A ver si a partir de ahora empezamos a mirar ya hacia arriba".

"Aprendí a estar sola. Porque estuve muy sola", declaró Lombi de cuando estuvo lesionada en el Espanyol. Se fue decepcionada con el club barcelonés. El Valencia, en cambio, se ha portado "como tiene que portarse un club en una situación de estas, supongo. Me han arropado mucho, me he sentido querida en todo momento. No han tenido prisa ni me han exigido nada con la recuperación. Estoy muy contenta".

A Lombi no le agobia que su contrato concluya en junio: "Yo soy la jugadora que soy. Si quieren que siga aquí, seguiré; si no, habrá que buscarse la vida. Lo único que tengo en la cabeza es disfrutar". A sus 29 años siente que ha alcanzado "la etapa de madurez" de un futbolista. "Estoy en un muy buen momento. Si consigo recuperar las sensaciones y ser la jugadora que era antes de esa lesión, puedo tener aún varios años más en la élite, que es donde quiero estar. Si por lo que sea no recupero el nivel y tengo que jugar en Segunda, como si tengo que jugar en Nacional...".

A Lombi también le ha valido la baja para sentirse querida en casa El Mecalia le dedicó un homenaje en una estancia en A Guarda. "Le tengo que dar las gracias al club. El reconocimiento que me hicieron es el único acto de cariño que he tenido de mi pueblo en todos estos años. Presumo de ser de donde soy. Soy guardesa y lo llevo a todos lados. Nunca me han devuelto ese cariño, sí individualmente de gente por supuesto, pero por parte del ayuntamiento nunca he recibido nada. Así que estoy muy agradecida al Atlético Guardés y a José Manuel Silva por enseñarme que sí, que la gente me quiere mucho".