Decía Michel Alonso, entrenador del Rápido, en sala de prensa tras la conclusión del encuentro, que lo importante del partido ante el Valladolid B era no perder. Un mensaje que caló en el equipo, al que le costó sacarse de encima la presión.

Los boucenses salieron con una defensa de tres centrales, con los carrileros muy arriba, mientras que en punta Javi Sánchez jugaba por detrás de Youssef. El filial pucelano tampoco arriesgó demasiado en los minutos iniciales, con lo que el juego se desarrollaba en el centro del campo sin demasiado trabajo para los dos porteros.

Las llegadas fueron escasas, pero las mejores fueron para el Valladolid B, por mediación de Zalazar y Quique. En la primera, el interior blanquivioleta le ganó la espalda a la defensa y se plantó solo ante Brais, que anticipó su salida forzando el mal tiro del jugador del Valladolid B. Cinco minutos más tarde era Quique el que intentaba un gol olímpico, sacando Brais el esférico en la misma línea de gol. Por parte de los boucenses lo más peligroso fue un disparo de Sergio Santos, que salió bastante desviado.

Tras el paso por el vestuario, el Rápido volvió a la defensa de cuatro metiendo a un hombre más en el centro del campo, pero el Valladolid B también dio un paso al frente para buscar el gol de la victoria. Los pucelanos dominaban el partido y Brais se convertía, una vez más, en el destacado del conjunto aurinegro.

La mejor ocasión para el Rápido llegó en el minuto 54, cuando Youssef recupera un balón en la salida del Valladolid B, permitiendo un contragolpe de cuatro contra tres. El delantero elige la peor opción, que era la de disparar, con sus compañeros desmarcados.

Michel metió más pólvora en ataque en una decidida apuesta ofensiva, lo mismo que el Valladolid B, con lo que se creó un hueco en el centro del campo y un partido de ida y vuelta que, por lo menos, alegró a los aficionados que se acercaron al Baltasar Pujales.